CAPITULO 1

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"Ser amada incluye que tu existencia sea vista en todo su esplendor; que te valoren, respeten, prioricen, apoyen y comprendan, que te traten como la flor más preciosa, la joya más valiosa, el alma más digna; si no es así, entonces no es amor."

𑁍 Flora𑁍

—Debió ser exhaustivo para usted cuidar de su familia, ahora puede descansar y dejarme cuidar de su salud —expresé con una sonrisa amable.

La mujer me sonrió suavemente. Era notable su cansancio y aun así sus ojos se mantenían muy abiertos, analizando con cautela mis movimientos. De antemano ya había preparado las hierbas medicinales que ella necesitaba para regular la fiebre de su ciclo de calor, el cual ya había terminado, sin embargo, este era uno de esos casos donde la fiebre llegaba a pegar tan fuerte que lograba enfermar a cualquier pobre alma, aunque esta hubiera pasado por el alivio físico.

Desde hace mucho tiempo se descartó el exceso de medicamentos para tratar este tipo de fiebres, pues lo único que hacen los fármacos es crear irregularidades en las hormonas que se producen durante la fiebre y eso enferma aún más a la persona. Este estado, aunque muy doloroso, es inherente a la naturaleza humana. Y es por eso que mi trabajo es asegurar que la fiebre disminuya poco a poco por su cuenta. Ayudando con las hierbas y presentándome como un apoyo moral para la persona que lo necesita.

Me compadezco grandemente de esas condiciones vulnerables pues nunca he estado en ese lugar, pero sé que una mano cuidadora con mucha atención sería justo lo que me hubiese gustado recibir si lo estuviera. Es por eso que después de servirle el té de manzanilla, agregándole canela, romero y un poco de miel para endulzar el sabor, dejé que ella se lo tomara mientras aún estaba un poco caliente para que su cuerpo propusiera a relajarse más rápido.

Entonces llené su habitación con las velas de eucalipto que le preparé y comencé a llenarme las manos del aceite hidratante de coco, de inmediato luego de todo eso comencé a masajear sus brazos con ambas manos, usando la técnica precisa para moldear sus músculos rígidos a través de su piel.

Un sonido de gusto salió de la boca de mi cliente y entonces vi sus ojos cerrarse de alivio. Sonreí para mí misma sintiendo como la tensión de su cuerpo se disipaba y me ayudaba a concentrarme aún más. Nunca creí que fuese un problema lo mucho que me gustaba servir a los demás, más de alguna vez en mi vida me han dicho que tal vez me demandaba a mi misma demasiado para lograr traer a otros al sosiego; pero desde siempre me había ayudado ver personas en calma a mi alrededor, sentía que eso también me ayudaba a aliviar mi corazón.

Después de unos minutos de masajear sus brazos, hice que mi cliente se recostara boca abajo para concentrarme en la fricción detrás de su nuca y sus hombros. Fue entonces cuando escuché su voz tenue pronunciar mi nombre.

—Flora.

—¿Si, doña Carmen?

—¿Alguna vez te he dado las gracias por todo lo que has hecho por mí? —pronunció la pregunta como bálsamo en su voz tranquila y percibí su genuinidad; una sonrisa salió desde el fondo de mi corazón.

Aunque no lo había dicho esas eran suficientes gracias para compensar mis esfuerzos. Aun así, me mantuve objetiva pues eso es lo que se esperaba de mí.

—No es necesario que me dé las gracias, mi trabajo es cuidar de usted.

—No, en estos momentos tenerte cerca me alivia más de lo que piensas y no es solo porque tus masajes me han dejado el cuerpo como una pluma. Ni siquiera podría ponerme de pie de lo bien que me siento.

Deje de concentrarme en sus hombros y baje mis manos aceitadas por su espalda, buscando el punto preciso para ejercer un poco de presión. Un gemido de alivio me hizo saber que lo había encontrado.

AMBROSÍA ENTRE BOCAS [ OMEGAVERSE POLIAMOR ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora