Podría decirse que me enamoré de él a primera vista. Desde el principio toda su vida era un enigma que ansié desentrañar, y fue conociéndolo poco a poco que mi admiración por él comenzó a crecer.
Karl, un sujeto que se ha hecho digno del respeto y cariño de sus compañeros, quienes a su vez estarían de acuerdo conmigo al decir que es un chico cool que inspira confianza y seguridad. Sin miedo a defenderse a sí y a los demás; rudo cuando se trata de enfrentar los golpes de la vida y sensible cuando su corazón lo guía por el laberinto del arte y el amor.
Y supe que sería difícil, pues aunque compartía con él unas cuantas katakanas en nuestros nombres, carecía de todo lo demás.
Meterme en su piel, fundirme con su persona, fue el objetivo que enraizó en mi alma creadora. Me esforzaría, como él; lo conseguiría, como él lo haría. Necesitaba cuidar cada detalle, cómo caminaría él, cómo miraría él, cómo hablaría él...
Mentiría si dijera que no llegaba a ser extenuante. Pero romper el personaje a menudo dejaba un vacío que me hizo entender que no quería ser él, ya no podía conformarme con ver el mundo a través de sus ojos: quería que él fuera yo.
Mirándome al espejo comencé a preguntarme si los zafiros que veía serían iguales a los suyos o iguales a los míos.
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Cyan [Osomatsu-san]
Fiksi Penggemar«El verde y el azul no combinan». ATENCIÓN: El orden de los capítulos es de abajo hacia arriba, es decir, comienza por el último. Esta obra es el borrador del borrador; está en obra negra, en su estado más bruto. El formato es "Historia corta", así...