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Hana.

La rutina de una vida sin sentido era obvia al mismo tiempo que te hacía dudar de si realmente era así.

Dormir, comer , socializar y volver a dormir, aun que sonará como algo sencillo muchas veces eso te terminaba cansando más que tener una vida ocupada.

No saber sobre el amor, no saber sobre poner límites, no saber absolutamente nada de lo común te volvía ignorante. Iluso y débil.

—No puedes decirle a nadie.

—¿Crees que lo haría?

Era fácil caer ante un engañó.

—Hoseok....

—Solo será una noche. Solo te pido eso.

Hana había sido vista por un antiguo excompañero, Hoseok tomo aquella oportunidad para darse a la que alguna vez fue la chica mas linda de su salón.

Un secreto a voces, una noche donde perdería la dignidad solo por mantener su secreto.

—... está bien.

Cedió ante la presión sintiendo repulsión por ella misma ante su toque, como sus manos se adueñaban de cada rincón como si no quisiera que huyera.

Hoseok era un hombre atractivo pero siempre actuaba para su beneficio,lo supo desde que estuvieron en la universidad era un hombre con él que no se podía jugar.

Así que dejo que profanara su cuerpo hasta saciar se, dejando la botada al terminar.

Hana solo se levantó recogiendo su ropa y colocando se la y saliendo de aquel hotel sintiendo sucia. Había prometido nunca llegar a eso pero aún tenía la esperanza de poder volver a ver a sus compañeros sin tener que agachar la mirada, poder pisar de nuevo la universidad al menos sin sentirse menos que ellos pero ahora era tarde.

Quería mantener la imagen de una chica común, que no tenía problemas con nada ,que estudiaba para tener un futuro pero se sentía tan hundida que simplemente no veía salida alguna.

Con su autoestima en el suelo llegó hasta el hospital, su hermano se mantenía despierto y eso  fue suficiente para obligarse a forzar una sonrisa.

—Hola....

—¿Estás bien?

Sus ojos preocupados le daban sentimiento queriendo llorar libremente pero era obvio que no lo haría, no frente a él.

—¿Por qué no lo estaría? Mi querido hermano me espero despierto otra noche.

Se acercó hasta él para abrazarlo acariciando su cabeza y sintiendo su calor.

Lo extrañaba ,necesitaba que él se recuperará y pudiera ser un niño normal, que jugará con sus amigos, que fuera a la escuela, que le pidiera dinero para comprar cualquier dulce.

—El día que salgas de aquí...iremos a dónde quieras.

—¿Enserio?

—Si...haré todo lo que esté en mis manos para darte una excelente vida.

The  Handmaiden.    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora