Relación abierta

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Capitulo diecinueve

Astrid

Desde que soy pequeña he dicho que los romances que aparecen en las películas de Disney son lo más lindo del mundo, y si, aunque todas son muy extrañas y de cierto modo también muy irreales, siguen siendo historias muy lindas. Admitiré que mis padres tienen culpa en que piense de esa manera porque su romance siempre fue algo maravilloso, algo que aún me hace creer que todos podemos tener un romance así de mágico, donde ambos se demostraron amor real. De niña le dije a mis padres que mi sueño era ser como ellos para encontrar al amor de mi vida y tener una familia tan bella como la de nosotros, ellos solo me sonreían y decían que, si me lo seguía proponiendo, lo iba a lograr.

– Vamos padre, solo necesito ver un poco –le suplico por tercera vez en el día– no pasa nada si los veo un poco.

–Deja de insistir niña –mi padre ha llegado no hace mucho de su viaje y lo único que he hecho, es molestarlo con los vestuarios que preparo para Markus y...para mí.

Resulta que yo fui la última en enterarme de que todo esto de yo quedar en protagonista ya había sido planificado por nadie más y nadie menos que Markus, se supone que no debía enterarme de nada hasta que llegara la hora de que el señorito Baker me dijera no sé qué de no sé cuánto, pero mi padre por las prisas del desfile me lo dijo, claro que después solo intento negar todo, pero no le salió muy bien que digamos.

–Al menos podrías decirme si tiene un poco de brillo.

–Dios mío, pero sí que eres necia –mi padre saca de su bolsillo la llave que abre su oficina de trabajo– me falta un detalle del vestuario de Markus, así que, si me haces el favor de irte a tu habitación, te lo agradecería mil –me sonríe

–Bien, te hare caso, pero, te comento que Mateo vendrá a la casa para ayudarme con algo de la obra.

–No hay problema, yo te aviso cuando este todo listo para que lo lleves a la escuela.

–Claro.

Aunque tengo muchas ganas de saber si los vestuarios son como mi padre dice, o sea perfectos, confió en que puso todo su esfuerzo en ellos, porque cuando empezó, dijo que pondría todos sus conocimientos sobre los vestuarios para que fueran más que perfectos, su única razón es que "es mi obra" y aunque aprecio que se preocupe por ello, no es algo que yo haya querido hacer por mi cuenta, entonces sí, me es complicado entender porque para todos es lo mejor de lo mejor.

Mi padre me cerró la puerta en la cara y con mis ánimos por los suelos subí a mi habitación, no es que sea lo peor del mundo, pero de aquí a que llega Mateo, no tengo mucho que hacer en realidad.

*Mensaje de Julieto*

–Mateo me ha dicho que ira a tu casa, y eso me lastimo.

A propósito, no le mande mensaje a Markus durante lo que va del día porque aún no me ha abandonado esa idea de lo que tenía que hablar conmigo, pasaron muchas cosas que bueno, me hicieron olvidar aquella preocupación, pero no solo a mí, sino que también a él, o quizás no y solo está esperando el momento adecuado para hablar conmigo al respecto, entonces sí, lo he evitado porque esa idea me vuelve loca y el pensar en preguntarle me vuelve aún más loca, pero aun con eso, decidí responder su mensaje.

-No es nada, solo me ayudara con un par de cosas, relájate un poco anciano.

- ¡NO ME HABLES ASI SEÑORITA!

-Estaré ocupada en cuanto Mateo llegue a casa, así que te hablo después ¿vale?

- ¿No me has hablado en todo el día, y ya me dejaras plantado por chat?

Mi Querido Dulce Amor (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora