Capítulo 14

9.6K 562 102
                                        

Thiago.

Los días pasan con poca normalidad, he dejado de asistir al trabajo, mi vida ha dado un giro tremendo. Al parecer, tener un hijo no es cosa fácil, antes considere que sí lo era, pero estaba muy equivocado, hasta dar biberón es una preocupación constante porque resulta que tienes que tener en cuenta la posición de su cabeza y procurar que no se ahogue.

Aunque no lo digo en voz alta tengo miedo de matarlo por cualquier error.

Hasta le tengo que sacar "chanchito" después de sus alimentos, tengo que limpiar sus babas y hasta soportar que se vomite en mi hombro. Nadie nunca ha vomitado en mi hombro y resulta que debo acostumbrarme a eso porque es mi hijo.

Entro en la mansión de mis padres donde me reciben como si regresara el hijo pródigo. Me dan la bienvenida entre abrazos y alabanzas. «Ya sé que no vengo todos los días pero tampoco es para tanto».

-¡Hijo mío!-se alegra mi padre cuando me ve, mientras se acerca.

El personal de servicio ha tenido que ir a avisarle que he llegado porque según comentan ha estado encerrado en su oficina desde el ayer.

Aunque debe llevar toda la noche sin dormir, se sigue viendo perfecto, sus ojos verdes brillan con algo oscuro en su interior, las facciones de su rostro son duras y afiladas, su cabello castaño está muy bien peinado y su presencia se mantiene impecable, tanto que roza lo ilustre.

Casi siempre suele vestirse de saco y corbata porque así es el y porque así lo requiere su trabajo, pero esta vez va vestido con un chándal negro y una camiseta blanca.

-Padre.-me acerco a saludarlo.

Me estrecha entre sus brazos con fuerza. Los abrazos cálidos de mi padre son mis favoritos.

-Es una dicha volver a tenerte por mi hogar.

Hace referencia a cuando regrese a la casa alterna después de una pelea con Rafaella, creo que es la más fuerte que hemos tenido. Para mi representaba dolor, para mis padres fue un motivo de felicidad porque me tuvieron cerca.

Me palmea el rostro suavemente y sonrió cuando veo la marca que deja la pluma cuando la has usado demasiado. Y si, es de los que corrige sus casos a mano.

-Quería hablar contigo sobre un asunto...

-Dime que no te has metido en un problema.

-La adolescencia ya paso, padre. Deja de preocuparte por mis problemas.

-Uno como padre nunca deja de preocuparse, hijo mío.

-No es ningún problema.

-¿Has venido a confesarle a tu padre los motivos de peso que te llevaron a no poner un pie en la firma?-me cuestiona.

Sabía que no se le iba a escapar ese tema.

-No fui porque tengo un asunto personal que resolver.

La crianza de un bebe.

-¿Tienes problemas económicos? Si es así dime cuanto necesitas y hare la trasferencia lo más pronto posible.-lo corto levantando la mano.

-No son problemas económicos, padre, tengo suficiente dinero como para que vivan siete de mis generaciones posteriores.

-¿Entonces qué pasa? ¿Tienes algún problema de salud?-su rostro palidece.-¡Habla de una vez por todas!

-Tengo un hijo...

-¿Un gato? ¿Un perro? ¿A qué te refieres exactamente cuando dices un hijo?

-Un bebe de carne y hueso, padre.

PRESAGIO DEL DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora