EXTRA: Romperte en mil pedazos

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EXTRA: Romperte en mil pedazos

Lauren.

5 años atrás.

Los dos meses que llevo en casa deben ser los únicos buenos que recuerdo. No conservo memorias anteriores donde haya disfrutado la estancia junto a papá y mamá.

Él casi no viene por acá, constantemente está viajando por temas de convenios que le funcionen para llevar las televisoras internacionales y algunos de sus demás negocios al éxito. En cambio, mamá si está presente y todo parece indicar que nuestra relación ha mejorado abismalmente y ha dado un giro de 180° grados, porque la mujer que me fue a buscar a Londres no es la misma que convive conmigo a diario.

Ella me cuida y me protege y tiene una preocupación constante porque mi embarazo marche de manera adecuada. Juntas llevamos un control del desarrollo del bebé que crece dentro de mi vientre.

-¿Mamá?-la llamo desde arriba, mientras bajo la escalera con una sonrisa enorme plasmada en el rostro y acarició mi vientre un poco abultado.

Todo está saliendo como lo planee. Haré que acepte a Thiago e iré a buscarlo.

-¡Estoy sirviendo la mesa, hija!

Llegó al primer piso y atravieso la sala para llegar al amplio comedor que tenemos en nuestra mansión en París.

Mi hogar tiene muchos detalles de época medieval, elegantes y arquitectónicos que la hacen lucir imponente ante la sociedad, desde adentro o desde afuera.

Podría decir que es una de las mansiones más bonitas de París y de toda Francia.

-¿Te ayudo en algo, mamá?

-No, hija, ya puedes sentarte para comer.

Tomo mi lugar en la mesa justo al frente de ella. Apenas huelo la comida se me abre el apetito.

Ahora no soy tanto de dulces, prefiero los salados, o al menos eso ha decidido el bebé.

Como lo que me recomendó el doctor para que se pueda desarrollar sano y en condiciones de salud extraordinarias.

Nunca me había preocupado nada tanto como mi bebé. Bueno, si me preocupa algos, su padre. No lo he vuelto a ver ni he sabido de el en mucho tiempo. Al inicio fue complicado porque solo lloraba y me moría de tristeza pero mamá me llevo al médico para que me hiciera entrar en razón y tomar conciencia de que mis emociones desbordadas podían dañar al pequeño ser que crecía en mi vientre. Deje todo eso y me obligue a sonreír y ser feliz. Con el tiempo eso ha dejado de ser una obligación y se convirtió en algo real.

Voy a ser mamá y aunque no sé cómo se hace, voy a esforzarme en ser la mejor madre que mi pequeño se merece.

-Te prepare este jugo.-coloca el vaso a un lado de mi plato que contiene arroz con verduras y carne.

-Gracias, madre.-bebo un poco para hacerle aprecio y empiezo a comer.

Las raciones no son grandes, pero tampoco pequeñas, están en un tamaño promedio.

-¿El bebé está bien?

-¡Sí!-me emociono.-Creciendo sano y fuerte.

-No te ha dado molestias.

-Para nada.

-Tu vientre cada día está más grande.

-Se está poniendo enorme. No veo la hora de que crezca más, aunque no me dejara dormir pero no importa, lo soportare.

-Mhm. ¿Qué te parece la comida?

-Está bastante rica.-siento mi cabeza dar vueltas y por un momento pienso que son las náuseas y eso me asusta porque hasta ahora se han hecho presentes, pero lo descarto cuando intento pararme y no puedo.-Mamá, no siento mis piernas.

PRESAGIO DEL DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora