PRESAGIO DEL DESTINO

Capítulo - 8

6 años atrás.

Lauren.

Se supone que hoy debía ir a casa de Rafaella pero no puedo hacerlo. Estoy furiosa.

Malditamente jodida de la cabeza.

Ayer salieron unas fotos de Thiago con una mujer en todos los portales de noticias y no he podido soportarlo.

Creí que habíamos empezado algo, bueno, tampoco es que sea algo oficial, pero es evidente que existe algo entre nosotros, nos besamos y casi pasamos todo el día juntos cuando voy a su casa.

Lo que dijo de que él no tiene novias es verdad, al parecer no se conforma con una sola mujer.

Imbécil.

Releo nuestra última conversación.

Thiago: ¿A qué hora vendrás a casa? Ya quiero verte.

Lauren: No iré.

No ha respondido a mi mensaje, solo me ha dejado en visto desde hace veinte minutos.

Lo odio.

Otra vez ha vuelto a ignorarme y hace parecer que no le importo.

Me voy a la cocina y me preparo un vaso de café helado al que llamo: "El Lauren edición especial".

Es simple y fácil de hacer.

Tomo asiento en una banqueta alta de la isla que tiene la cocina y le marco a mi mama que no me ha llamado en toda una semana.

No tenemos una relación muy cercana pero me da rabia que no se preocupen por saber si sigo respirando.

Me acomodo bien el cabello para que me vea presentable en la videollamada.

-Bonjour, maman.-saludo mirando a la mujer rubia que o se ha dignado a llamarme en días.

-¿Cómo estás?-me responde en francés.

-Bien, madre, y tu ¿Cómo estás?-preguntó por cortesía porque ellos siempre están bien.

-Bien, ¿Te estás alimentando como debe ser?-cualquiera pensaría que es una madre preocupada.

Claramente no lo es.

-Sí, madre, estoy comiendo muy bien.

-Ok.-se tranquiliza al escuchar mis palabras.

-¿Dónde está papá?

-Abrumado con el trabajo.

«Como siempre».

-Dile que me llame, por favor.

-Se lo diré.-se mueve inquieta.-Me tengo que ir. Hablamos pronto, Lauren.

-Cuida...-me corta sin esperar a que me despida.

Cuanto odio que hagan eso, me causa mucho dolor saber que ni siquiera les importa lo que tengo para decir.

Dejo el teléfono a un lado y termino de tomar mi café para luego lavar el vaso.

Regreso a la habitación y me paralizo cuando abro la puerta.

No puede ser posible.

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué fue eso de: "No iré"?

-¿Has trepado los cinco pisos? ¿Estás loco?

-Responde lo que te pregunte.

-Fue lo que quise decir: No iré. No sé qué es lo que no entiendes.-respondo a la defensiva.

-¿Qué te pasa?-entrecierra sus ojos verdes en mi dirección.