Capítulo 42

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Lauren.

Durante la mañana abandone mi pent-house en dirección al cementerio, acompañada de Sebastián y seguida por una camioneta con más de veinte hombres que debían garantizar mi seguridad.

Aun no comprendo el tipo de peligro mortal que corre mi vida, lo único que sé es que tengo que mantener mi cordón de seguridad ante cualquier atentado.

Estoy segura que nadie me atacara, pero Sebastián dice que es mejor prevenir.

No me anime a llamar a Thiago para contradecir su orden, porque sabía que no iba a ceder y yo iba a perder el tiempo insistiendo.

Me he resignado a mi nueva vida, donde no existe la privacidad.

Los he dejado a todos en el pasillo principal donde hemos estacionado y solo me he acercado a la tumba de mi hijo. En la lápida solo se lee A. C. D.

Andrés Costa Dreux. Le puse el nombre de su padre a nuestro primer hijo, porque tengo pleno conocimiento del amor inmenso que siente por su padre. Quise hacerle el honor.

Después de limpiar con abundante agua, me toca secar con un paño de tela y finalmente coloco las flores que traje. Son muchos arreglos de rosas blancas. Las más bonitas para mi pequeño.

Termino de arreglar su tumba y me siento sobre el material frio de mármol.

-Al fin puedes descansar tranquilo, mi amor.-hablo con la voz entrecortada.-Sé que me tomo mucho tiempo, pero mami no fue capaz de enfrentar a la persona que te lastimo. Sin embargo, hace poco papi la trajo ante mí y juntos la matamos por ti.

Mis lágrimas humedecen mis mejillas mientras mantengo la vista fija en sus iniciales.

-Te cuento que tienes un hermanito.-acarició las hojas de las rosas.-Aunque no nació de mí, lo siento como si fuese mío. No sé cómo explicarlo pero se que me entiendes... Lo amo con toda mi alma, como a ti, cariño. Algún día lo traeré para que te conozca, estoy segura que te amara tanto como yo...él tiene un corazón enorme y es llorón, ¿puedes creerlo?...está muy engreído. Si estuvieses aquí, seguro jugarías con él y le compartirías tus peluches...

No puedo contener el llanto y los sollozos que se me escapan. El dolor de no tener a mi hijo es inmenso.

Creo que es una pérdida de la que no me recuperare nunca.

No me reprimo al momento de drenar mi dolor, porque esta es la última vez que voy a llorar, con el pasar del tiempo quiero recordarlo con felicidad porque él es el fruto del amor más puro que pude tener.

Ninguna desgracia tiene que empañar lo que en realidad significa para mí.

Él es mi pequeño, mi primer hijo, mi corazón.

...

Ya han pasado algunos meses y por fin siento que estoy viviendo la vida que tanto anhele. He continuado yendo a terapia con mi psiquiatra y hace unos días me dio de alta, pero no definitivamente, aún tengo que seguir manteniendo mis visitas, al menos una vez por mes. Me siento muy orgullosa cuando me alienta a seguir e indica que la mejoría que he tenido es grande.

Se podría decir que he logrado establecerme en su totalidad.

Ahora vivo encerrada en mi oficina y me dedico por completo a mi trabajo. He logrado cerrar negocios importantes con marcas reconocidas a nivel de moda para producirles todos sus eventos en distintas partes del mundo y algunas otras que aún están surgiendo.

Me emociona seguir creciendo a nivel profesional y aunque el ámbito personal por el momento está estancado, intento seguir adelante...

A veces suelo conversar con Thiago por mensajes y al menos dos veces por semana le realizo videollamadas a Steffano. Al inicio lloraba cuando me veía a través del teléfono y trataba de alcanzarme pero no podía, luego se tranquilizaba cuando ya empezaba a hablarle y a reírme de sus cachetitos.

PRESAGIO DEL DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora