Capítulo - 11

9.6K 531 121
                                        

Thiago.

Hace 5 años.

Hace algunos días le enseñe a manejar auto a Lauren, no sabía hacerlo y peor aun cuando le propuse enseñarle en un mi última adquisición de Ferrari. Estaba tan asustada de chocármelo que casi lloraba. A mí no me importaba, puede destruir mi maldita colección si se le pega la gana.

Regreso a la sala de cine que tenemos en casa con mi bote de palomitas a reventar. Se me acabaron y fui a por más.

-¡Dios mío!-Rafaella se toca en pecho.

-¡Ya, amore! ¡No es para tanto!

-¡No viste lo que paso! ¡No poder dormir en toda la noche!

-¡Tu querías ver una de terror, ahora te aguantas!

-Algo de nivel de miedo medio, esto ya es horroroso.

-¡Cállense!-los silencio a ambos.-Solo se asomó debajo de la cama.

-¡Imagina que me aparezca uno así en la habitación! Nunca mirare debajo de tu cama.

-Revisa si la pizza ya viene en camino.-le digo a Francesco.

Luego de comer nos iremos a descansar porque mañana tenemos clases a primera hora y por la noche iremos a cenar al castillo real con los reyes de Inglaterra. La mamá de Francesco, cortésmente nos ha invitado a sentarnos junto a su magna presencia.

Que afortunados somos.

-Ya está cerca.

-¿A qué nombre lo has pedido?

-Al tuyo, para que pagues.

-¡Que mierda! ¡¿Quieres comer gratis?!-lo miro mal.

-Invítame esto, por la amistad que tenemos.

-No me jodas. Todo quieres que te invite.

-Por la amistad.- repite.

Salgo de la casa cuando me avisas que hay alguien preguntando por mí en la reja principal.

Espero que sea la puta pizza, solo entonces valdrá la pena la caminata.

Veo a la distancia a Lauren y a otra mujer muy parecida físicamente. Ambas han sido retenidas en la puerta por el personal de seguridad.

El pase directo a la propiedad solo es para mí rubia, para nadie más, por eso no la han dejado pasar, porque viene acompañada.

Rafaella sale detrás de mí pensando que es la pizza pero su cara de alegría pasa a ser un rostro de decepción al ver que la cena aún no llega.

Camino hasta llegar al pórtico donde las tiene esperando.

Rafaella se apresura a seguirme.

-Hola, rubia, ¿Qué pasa? ¿Por qué no entras?-pregunta extrañada.

Inspecciono el rostro de la rubia buscando respuestas pero no encuentro nada, no hay nada conocido para mí en ninguna de sus facciones. Parece una persona totalmente diferente a la que se fue hace algunos días después de festejar consigo que ya sabe conducir, no me sonríe ni se acerca a dejar un beso en mis labios como suele hacerlo cada vez que me ve.

Contigo no queremos hablar niña.-suelta con desprecio la otra rubia que la acompaña y me cuadro de hombros al escuchar cómo le habla a Rafaella.

-¿Perdón?-increpa Rafaella con dureza.

-¿Quién es usted? ¿Y quién demonios se cree para venir a callar a alguien en mi casa?- Claramente sé quién es, pero la rebajare hasta que corrija esa actitud altiva que tiene frente a nosotros.

PRESAGIO DEL DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora