Thiago.
Regrese de Maranello hoy por la mañana, lo primero que hice al llegar a mi departamento fue colocarme un traje de tres piezas y salir con dirección a la firma de abogados.
No tenía intención de perder el tiempo, necesitaba revisar el caso que estoy llevando. El expediente es bastante grande e involucra lavado de dinero.
He tenido una reunión con el administrador de mi casino en Monte Carlo y otra junta con el jefe de recursos humanos del yacimiento petrolero que tenemos en Arabia Saudí.
La conclusión fue que necesitamos una nueva flota de camionetas.
Unos cuantos minutos después hice la llamada y compre 100 camionetas todo terreno, para que puedan servirles de transporte a los trabajadores.
También he coordinado algunos asuntos que tengo pendientes con el gobierno Italiano.
Regreso a mi departamento por la noche, más que satisfecho con las funciones realizadas durante el día.
Saco el móvil del bolsillo de mi traje y marco el número de Rose, para preguntarle sobre una transacción bancaria que ingresaría a mi cuenta y que ha sido retenida por el banco en el que ella trabaja.
No contesta al primer llamado pero insisto con una segunda vez.
-¿Por qué no contestas?-pregunto apenas responde.
Escucho música al otro lado y ya sé dónde carajos está metida.
-¿Thiago? 'Ere-eres tú?-el alcohol no le permite hilar las palabras de forma correcta.
Miro el reloj. Aún es temprano. La noche recién empieza.
-No me jodas, Rose, ¿Dónde estás?
-No te es-escucho bien.
-¿Dónde diablos estas?
-Estoy en un bar...creo que está cerca a la Fontana di Trevi.
-Habíamos quedado en algo.-se lo recuerdo.
-No he podido evitarlo.-menciona apenada.
-Envía la ubicación. Voy a ir a recogerte.
-Te espero en la calle.
-No. En la calle, no. Espera adentro.
-Está bien, padre. Lo espero.-la escucho reír antes de cortar.
Pensaba tener mi momento de "Reflexión", acostándome en mi cama, tranquilo, mientras miro el techo, las paredes o la habitación en sí. El punto es que no tengo que tener distractores, todo debe ser paz absoluta. Según como veo las cosas eso no pasara.
Vuelvo a tomar las llaves del Lamborghini y me dirijo al estacionamiento que está en mi piso, para luego descender con mi auto por el ascensor de vehículos.
Cuando estoy saliendo por el estacionamiento subterráneo recibo una llamada.
-¿No me llevas a pasear, niño?-cuestiona Sebastián.
-Voy a recoger a Rose. Está a unas calles.
-Cuida que no te vomite el carro porque mañana no tengo ganas de llevar a que lo laven.
-Entonces utilizare otro hasta que se te pegue la gana de cumplir con tu puto trabajo, Sebastián.
-Mmm.-refunfuña.-Eres un niño ingrato. Suficiente tengo con lidiar contigo.
-No te imaginas el esfuerzo que hago yo.
-Duerme con los angelitos.
-Tú, sueña conmigo bañado en sangre.
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PRESAGIO DEL DESTINO
Novela JuvenilUn pasado doloroso los persigue. Ambos tomaron decisiones que marcaron el curso de sus vidas, cambiando todo de un momento a otro, sin saber que a veces ya no hay forma de retroceder sobre nuestros pasos dados. Pero eso no lo sabía aquella mujer qu...