Capítulo 23

10.5K 629 162
                                    

Thiago.

El sonido de llamada de mi teléfono me despierta.

Miro hacia un lado y veo a mi madre acostada en la cama con alguna ropa que le he prestado. Después de la conversación que tuvimos era imposible dejarla ir.

-¿Quién habla?-respondo al tercer tono.

-Señor Costa, lo saluda Gregory Zolesski.-el ruso.

-¿Qué paso? ¿Por qué llamas?

-La señora Kuznetsova ha sido secuestrada hace unos instantes.-me levanto de inmediato de la cama.- Era mi deber informarle a su familia.

Mi mama también se levanta confundida.

-¿Cómo que Rafaella ha sido secuestrada? ¿Dónde ¿Cuándo?-veo a mi mamá moverse a colocarse sus tacones y meter algunas cosas de mi hijo en un bolsón.

-Estaba regresando a su casa cuando sucedió.

-¿Dónde estás?

-En el edificio Kuznetsov que está en Pradi.

-Ahora mismo voy para allá.

Termino con la llamada y mi madre ya tiene a mi hijo en sus brazos lista para abandonar mi casa.

-Tienes que llevártelo.-le pido.

-Enviare a todos nuestros hombres de seguridad a Maranello. Ve a apoyar a Christian y a Carolina. Cuando tenga todo controlado en allá, regresare a apoyarlos.

-Sería mejor que te quedes allá. Estarás menos expuesta.

-Regresare a apoyarlos. Esa es mi última palabra.

-Está bien. Ahora, llévate a todos mis hombres y a la nana.

Baja las escaleras corriendo y yo la sigo detrás.

Abro mi caja fuerte de armamento y saco la computadora, procediendo a activar el código rojo de seguridad a nombre de nuestra reina.

-¡Virginia nos vamos!-grita mamá.-Lleva la leche de mi nieto, las demás cosas las llevo en su bolsón.

Sebastián ingresa alarmado y con alguien al teléfono.

-Thiago está bien, Andrés. No te preocupes.-le explica a mi papa.

Le arrebato el teléfono.

-Papá, mi madre está yendo para Maranello con Virginia y Steffano en el avión privado. Enviare avionetas de resguardo. Ordena que todos tus hombres se dirijan al mismo punto. Acá lo manejaremos con el ejército y la policía.

-Daré la orden y luego iré con Christian y Max. Que todos abandonen sus puestos. Nos encontramos en el edificio de la organización.

-Entendido.

Termina la comunicación y me adelanto a despedirme de mi mamá y de mi hijo.

-Te amo, hijo. Nunca lo olvides.

Te amo también, mamá.

-Adiós, mi niño.

-Adiós, nana. Cuídalos mucho.-me despido y los veo salir de mi pent-house.

Procedo a tomar todo mi armamento y a dejar lista mi cajuela gubernamental que lleva dentro todo el equipo tecnológico que necesito.

-Estamos esperando órdenes.

-De camino llamare a Christian y luego tomaremos decisiones.

Abro la comunicación desde mi intercomunicador.

PRESAGIO DEL DESTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora