Thiago.
El sonido de llamada de mi teléfono me despierta.
Miro hacia un lado y veo a mi madre acostada en la cama con alguna ropa que le he prestado. Después de la conversación que tuvimos era imposible dejarla ir.
-¿Quién habla?-respondo al tercer tono.
-Señor Costa, lo saluda Gregory Zolesski.-el ruso.
-¿Qué paso? ¿Por qué llamas?
-La señora Kuznetsova ha sido secuestrada hace unos instantes.-me levanto de inmediato de la cama.- Era mi deber informarle a su familia.
Mi mama también se levanta confundida.
-¿Cómo que Rafaella ha sido secuestrada? ¿Dónde ¿Cuándo?-veo a mi mamá moverse a colocarse sus tacones y meter algunas cosas de mi hijo en un bolsón.
-Estaba regresando a su casa cuando sucedió.
-¿Dónde estás?
-En el edificio Kuznetsov que está en Pradi.
-Ahora mismo voy para allá.
Termino con la llamada y mi madre ya tiene a mi hijo en sus brazos lista para abandonar mi casa.
-Tienes que llevártelo.-le pido.
-Enviare a todos nuestros hombres de seguridad a Maranello. Ve a apoyar a Christian y a Carolina. Cuando tenga todo controlado en allá, regresare a apoyarlos.
-Sería mejor que te quedes allá. Estarás menos expuesta.
-Regresare a apoyarlos. Esa es mi última palabra.
-Está bien. Ahora, llévate a todos mis hombres y a la nana.
Baja las escaleras corriendo y yo la sigo detrás.
Abro mi caja fuerte de armamento y saco la computadora, procediendo a activar el código rojo de seguridad a nombre de nuestra reina.
-¡Virginia nos vamos!-grita mamá.-Lleva la leche de mi nieto, las demás cosas las llevo en su bolsón.
Sebastián ingresa alarmado y con alguien al teléfono.
-Thiago está bien, Andrés. No te preocupes.-le explica a mi papa.
Le arrebato el teléfono.
-Papá, mi madre está yendo para Maranello con Virginia y Steffano en el avión privado. Enviare avionetas de resguardo. Ordena que todos tus hombres se dirijan al mismo punto. Acá lo manejaremos con el ejército y la policía.
-Daré la orden y luego iré con Christian y Max. Que todos abandonen sus puestos. Nos encontramos en el edificio de la organización.
-Entendido.
Termina la comunicación y me adelanto a despedirme de mi mamá y de mi hijo.
-Te amo, hijo. Nunca lo olvides.
Te amo también, mamá.
-Adiós, mi niño.
-Adiós, nana. Cuídalos mucho.-me despido y los veo salir de mi pent-house.
Procedo a tomar todo mi armamento y a dejar lista mi cajuela gubernamental que lleva dentro todo el equipo tecnológico que necesito.
-Estamos esperando órdenes.
-De camino llamare a Christian y luego tomaremos decisiones.
Abro la comunicación desde mi intercomunicador.
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PRESAGIO DEL DESTINO
Novela JuvenilUn pasado doloroso los persigue. Ambos tomaron decisiones que marcaron el curso de sus vidas, cambiando todo de un momento a otro, sin saber que a veces ya no hay forma de retroceder sobre nuestros pasos dados. Pero eso no lo sabía aquella mujer qu...