𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗

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CAPITULO 9:

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¿SONRISA?

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 Mientras atravesamos ese pequeño bosque en dirección a la ciudad de Trost me dedico a mirar atenta a las copas de los árboles. No por pensar que podría haber alguien escondido ahí, simplemente porque podía ver trozos de cielo entre las hojas que danzaban con el suave viento de la noche. 

 Había mucha luz esa noche debido a la enorme luna que presumía su brillo en lo alto del cielo, por lo tanto, no había necesidad de usar antorchas para ver el camino, además de que podía indicar su posición a ojos no deseados. 

 Había algo en el cielo que me maravillaba siempre que lo veía, quizás la gente que haya estado toda su vida en el exterior no lo apreciaba lo suficiente, pero yo no entendía el como podían no prestarle atención a semejante arte en sus cabezas. Todo en él me gustaba, desde su caluroso sol, hasta sus frías y brillantes estrellas, pasando por los anaranjados colores que pintaban el cielo en cada transición. 

 Desde que había salido del subterráneo me dedicaba a tomarme un pequeño tiempo todos los días para apreciar su belleza. Casi siempre era igual, pero yo podía notar las sutiles diferencias cada uno de los días. Para mí era como un regalo de la naturaleza, algo que nos dió para compensar toda la mierda que hay aquí abajo y, a pesar de no ser creyente en nada, fielmente creo en esa teoría. Es lo único bello y puro que puedo encontrar en el mundo, ¿Qué mejor que dedicarle al menos unos minutos para apreciarlo?

 Recordé en la situación que nos encontrábamos y no pude evitar sentir cansancio, pasé mi vida huyendo de todos, parece que la situación nunca va a cambiar, pero al menos puedo vengar lo que me hicieron y evitar a que le pueda llegar a pasar a unos niños que no se lo merecen. 

 ¿Si me compadezco de ellos? Por supuesto. Son apenas unos adolescentes que aún no entienden del todo el mundo que los rodea, y no tienen porqué hacerlo. Acaban de salir de la academia y ya tienen que pelear contra el jodido gobierno, no me parece justo para ninguno de ellos, menos para los mocosos que quieren que entreguemos.

 Cuando Eren era niño, tuvo que presenciar como titanes invadían su pueblo y devoraban a su madre frente sus ojos, al decidir cobrar venganza contra esas bestias se metió en la academia militar pasando por un riguroso entrenamiento y al terminarlo se entera de que es un titán cambiante y todos quieren usarlo para sus propios beneficios. 

 Historia tampoco la pasó muy bien, su madre la odiaba de niña, la mataron frente a ella  y no contentos con eso, decidieron que debía cambiarse el nombre y volverse un soldado sin darle tiempo a procesar absolutamente nada. Sin mencionar que a ella también la están buscando, quién sabe para qué.

 Los niños no deberían estar entre los asuntos de los adultos.

 Esa es una de las razones por las que me quedo con ellos a pesar de todo, no quiero que sufran más de lo que lo han hecho. Después de todo, esos mocosos no me caen tan mal, excepto cuando se ponen a pelear como niños pequeños, que es la gran mayor parte del tiempo.

 A pesar de que nos mantenemos en silencio, se escuchan los sonidos de las pisadas en el césped y el suave tintinear de las cuchillas de repuesto chocar en su funda de metal. Eso me recuerda a que no sé utilizar esas chuchillas, no me dió tiempo de probarlas debido a que no nos detuvimos en ningún momento después de obtenerlas.