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CAPITULO 30:

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DIOSA DE LOS GANADEROS

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  Una pelea había comenzado, una en la que confiaba plenamente en mis capacidades, una en la que ya daba por sentado mi victoria a pesar de que recién se desata el enfrentamiento.

 Mis ojos están fijos en mi oponente, él también clava su mirada determinante en mí, probablemente confiándose de más. Sus ojos color avellana oscuros no pestañean ni por un segundo, los míos tampoco, pero eso no va a ser por mucho.

 Cara a cara, ninguno movía ningún músculo, como si eso hiciera que nuestro contacto visual se rompiese por completo. Estamos tan cerca que si estiro mi mano puedo llegar a tocarlo, pero continuo esperando pacientemente a que cometa un solo error y clamarme victoriosa.

 La brisa placentera nos rodea, acariciando suavemente mi largo cabello y logrando que tape un poco mi cara, pero ni eso lograba que mi mirada se despegue de aquellos pequeños ojos marrones.

 Pero como nada dura para siempre, siento una brisa furiosa soplarme en la cara, en sentido contrario al viento que balanceaba las hojas de los árboles, eso provoca que mis ojos se cierren por inercia debido a la resequedad de los mismos.

— ¡Oye!— le grito— ¡Eres un maldito tramposo!

 La risa del pequeño frente a mí se despliega, jactándose de haber ganado de manera poco ética, lo que incrementa mi enfado.

— ¡Asha-san!— me grita Armin detrás mío reprendiéndome por mi lenguaje frente al pequeño ser. Tengo que admitir que no es la primera vez que recibo esa advertencia.

— Si, si... Lo siento, mocoso.— una sonrisa malvada y divertida aparece en su rostro debido al regaño hacia mi persona, a lo que le saco la lengua en venganza.— Sigues siento un tramposo.

 No me pregunten cómo fue que terminé compitiendo con un mocoso para ver quién pestañeaba antes, lo que si sé es que es un jodido tramposo. Claro, no me podía esperar menos de alguien en quien venía de la misma ciudad que yo, el subterráneo.

 El pequeño y no tan adorable niño proviene de esa pocilga, uno de los tantísimos huérfanos que Historia decidió traer a la superficie con el fin de darles una vida más digna a todos ellos, junto con los demás huérfanos que ya estaban aquí arriba.

 Por supuesto que no fue tarea fácil el que todos se acoplen y vivan tranquilamente, debido a que la mayoría que vienen del subterráneo suelen molestar a los demás niños, pero eso es algo que soluciona fácilmente Historia al regañarlos un poco.

 Resulta que la reina requirió nuestros servicios para ayudar en el orfanato, un lugar que se encontraba en una granja bastante alejada de todo, y como Levi es nuestro capitán, no tuvimos de otra más que venir.

 En cuanto a mí, ella me pidió personalmente que los cuide y los entretenga por unos días, gracias a que todavía no encontraban a la persona ideal que sepa controlarlos. No pude negarme, ya que yo misma me había ofrecido a ayudar, por lo que tuve que aplazar la fecha que estaba prevista para probar el último modelo de las Lanzas Relámpago. Aunque, por fortuna, ayer me comentaron que ya habían encontrado a varias personas que se iban a hacer cargo de ellos de una forma más responsable de lo que yo iba a poder, por lo que mañana iba a volver a mis actividades diarias, y eso incluye volver a limpiar los establos... Estoy saltando de la emoción por volver.

𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora