𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗

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CAPITULO 11:

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DUDAR

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— ¡Kenny!

 Levi le lanza una espada que el mayor logra esquivar golpeándola con una de sus pistolas logrando que se desvíe. Yo trato de cortar su estómago con mis cuchillas pero él es más veloz y logra empujarme al suelo, pero antes de llegar a este me engancho con mi equipo en uno de los edificios.

 Al tratar de escapar, para ir a donde están los demás y avisarles de la emboscada, veo como me siguen varias personas y me disparan desde la lejanía. Haciendo piruetas entre los edificios logro esquivarlos por poco, pero una de las balas logra rozar mi brazo provocando que sangrase un poco.

 Me detengo un segundo para pensar mis próximos movimientos mientras veo a todos lados revisando que no aparezcan frente mío. Escucho varios disparos, probablemente estén persiguiendo también a Levi. Espero que el carro que transporta a los mocosos ya se haya ido, sino estamos en un problema.

 No hay tiempo para pensar, ya que un par de secuaces de Kenny aparecen en mis costados apuntándome. Me engancho en un edificio de enfrente que tiene una abertura en lo alto mostrando una campana.

 Pasando rápidamente debajo de la campana, agarro un extremo de esta para que me cubra las espaldas por unos segundos en lo que atravieso esa torre y sigo todo recto enganchándome en donde sea que vea. Al frente veo a muchos del escuadrón antipersonas rodeando un bar, intenté irme para el lado contrario, pero habían tres personas detrás mío que intentan asesinarme, por lo que decidí que la mejor idea era pasar entre los que vigilaban el lugar y adentrarme por una ventana.

 Casi muero en el proceso, pero pude esquivarlos por un pelo y, pateando una ventana, entré al lugar. Al ver a Kenny parado en medio, seguí de largo y le propiné una patada logrando chocarme con unas mesas en las que antes había gente. Eso me dolió.

 Todos los que estaban tranquilamente comiendo y bebiendo nos miraban con los ojos desorbitados de la sorpresa, inclusive los que cayeron conmigo no se movían de la estupefacción. 

 Me levanté rápido al ver a el viejo apuntarme y me arrastré a la parte interior de la barra mientras las balas daban en las mesas y las destrozaba en el impacto.

— Estoy aquí. Cuanto tiempo, Kenny.— Mierda, debí imaginar que estaban rodeando el lugar por alguna razón.— No esperaba que siguieras vivo. ¿Te uniste a la Policía Militar después de matarlos?

 El pelinegro se encontraba a mi lado, con sangre en la cara y un poco de mugre en la ropa, puede que eso explique el porqué tiene una expresión asesina en todo el rostro. Al cruzar miradas, él me trataba de explicar su plan con los ojos, un plan que no estaba del todo formado todavía.

— Los mocosos no entienden lo que piensan los adultos. Perdonen. Son enanos, pero ya tienen una edad. Seguro hicieron muchas cosas juntos.— suelta una risa insinuando cosas. Asqueroso— Esperaba mucho de ti, Levi. Quién iba a pensar que usarías así los trucos que te enseñé.

 Kenny seguía hablando, pero no era necesario prestarle atención, al menos no para mí. En el suelo encontré una escopeta que era del barista, estaba descargada, pero le metí las balas con lentitud y cuidado que no se escuchase mientras el imbécil seguía hablando. Al momento escuché que un mueble se movía, debíamos actuar antes que él.