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CAPITULO 31:

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CHARLA

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 Como lo prometí, estaba ayudando a Mikasa con unos trucos con los cuchillos de los cuales me había pedido hace unos meses, por lo que aprovechamos uno de los entrenamientos para ponernos a ello.

 No hay muchas cosas que yo le pueda enseñar a la pelinegra, ya que es mejor que yo en muchas cosas en muy corta edad, pero ya que me lo pidió no podía negarme, después de todo no tenía muchas cosas mejores que hacer en este momento.

— Es injusto pelear contra usted, capitán...— se queja Jean después de una paliza del pelinegro que lo dejó inmóvil en el suelo— ¿Por qué no pelea con Asha-san? Sería más justo para nosotros...

 Tras escuchar eso, volteo a verlo instintivamente al pelinegro malhumorado, descubriendo que su mirada justo pegó con la mía. Al ver al rededor, me doy cuenta que los demás del equipo de operaciones especiales se encontraba en el suelo con caras de querer tomarse un descanso para siempre. Vuelvo mis ojos a él, que no había apartado los suyos de mi anatomía, y me lanza una mirada desafiante.

 Maldito seas, Jean...

 Trataba de evitar al pelinegro como diera lugar o tratarlo lo más indiferente y borde posible, pero a veces se me complicaba. Desde la charla con Hange, me contenía a mi misma de que mis pensamientos caigan en el enano para no pensar en ello, aunque, obviamente, ella no tiene razón en lo absoluto.

 Como un acuerdo silencioso, nos acercamos con pasos lentos y calculados hasta estar a una distancia prudente del otro, con la mirada de todos sobre nosotros como si fuésemos lo más interesante del mundo. Ahora que lo pienso, puede que sea así, siendo que constantemente estamos peleando verbalmente y la última vez que luchamos fue una situación medio extraña para ellos...

 Nos miramos a los ojos estudiándonos metódicamente con miradas frías, ambos con nuestros cuerpos tensos esperando el inminente ataque del otro.

 Sabía que él no iba a moverse hasta que yo lo haga, por lo que moví mis pies velozmente alzando mi puño en busca de asestarle un golpe, dicho golpe no llegó ya que lo esquivó a la perfección, empezando así el combate entre los dos.

 Golpes iban y venían, la mayoría siendo esquivados, pero otros fueron acertados haciendo que se creen pequeñas brechas de debilidad que cubríamos con velocidad. Ambos nos movemos con agilidad, rapidez, y fuerza, marcando así una lucha que probablemente iba a durar un tiempo.

 Puños y patadas vienen de acá para allá con movimientos preciosos, tratando de predecir los golpes del contrincante, entrando en un pequeño juego de fuerza y lógica en el que el más débil perdía.

 Al haber estado tanto tiempo separados, se nos complica el previsualizar fácilmente lo que el otro va a hacer, algo más complicado ya que desde antes era algo difícil, por lo que los primeros minutos fueron para poner a prueba al otro y comprobar su fuerza, después de eso, la batalla se vuelve más frenética.

 Mi respiración comienza a acelerarse, como si hubiera corrido kilómetros sin parar, el problema de todo es que Levi apenas y se le ve cansado, o eso es lo que aparenta. De igual forma, no me voy a dejar vencer, a pesar de que llevo más golpes recibidos que él.

 Necesito descargar mi frustración, esos usuales golpes repetitivos y rabiosos comienzan a aparecer sin yo quererlo, como un tic nervioso, volviéndome más fácil de prever, y eso él lo nota rápidamente. A pesar de eso, mis golpes son difíciles de detener de un momento a otro.

𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora