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CAPITULO 24:

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CORONACIÓN

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 Mañana era la coronación de la nueva reina de las murallas, Historia Reiss, por lo que debido a los últimos acontecimientos en los que la milicia y todas sus ramas se vieron fuertemente involucradas al tomar el mando, ahora ellos debían ayudar a que dicha ceremonia se realice de forma perfecta y sin ningún tipo de error. Lastimosamente, yo también tenía que ayudar.

 Asumiendo dicha responsabilidad, todos contribuían en mayor o menor medida, dependiendo de lo que pudieran hacer, los de el grupo élite de la Legión de Reconocimiento teníamos que mover cajas y ayudar a que el escenario se encontrase en perfecto estado, esto parece un chiste mal contado...

 El escenario se tuvo que instalar frente el castillo, en las afueras, donde todo aquel que quiera ver la coronación estaba cálidamente invitado para presenciarla. Un movimiento inteligente a mi parecer, es la primera vez que el pueblo podía asistir a dicho acontecimiento sin necesidad de ser de la alta sociedad, por lo que eso provocaba más confianza con el mismo haciendo que su devoción por la nueva monarca se incremente y no haya revuelos debido a su asunción en un futuro cercano.

 Algo escuché que hablaba la gente, mientras con mirada neutra cargaba un par de cajas y se las entregaba a mis compañeros, algo como que la pequeña rubia es una héroe debido a que mató un titán gigante, por lo que supuse que se referían al titán de Rod Reiss y su calamitoso final el cual los mocosos me habían comentado. Pero también escuché murmullos sobre que solo era una fachada de la milicia para mantener a la población tranquila, cosa que tampoco es errónea del todo.

 Por otro lado, también escuchaba susurros de otros uniformados de la milicia, susurros que se referían a mi persona, provocando indiferencia en mi en un inicio, pero luego de escuchar las barbaridades de las cuales se inventaban solo me daba ganas de golpearlos hasta romperles las mandíbulas.

 Llevando un par de días como miembro oficial de la Legión de Reconocimiento, puedo decir que las miradas y mormullos solo se intensifican con las horas, incluso parece que con cada movimiento que hago ellos se escandalizan, aunque admito que disfruto el hecho de que se aparten de mí dejándome sola por momentos, momentos tan efímeros que se rompen cuando alguno de los mocosos o cierta castaña de lentes deciden entablar alguna conversación conmigo.

 Por suerte, no he visto demasiado al pelinegro gruñón, y en lo absoluto al rubio de cejas ridículamente grandes, por lo que mi cabeza podía tener cierto grado bajo de tranquilidad y no consumirme en la miseria como cada noche en la que intento dormir pero fallo estrepitosamente.

 Al menos sé que no soy la única que no puede dormir por las noches, debido a que mi habitación está cerca, y la oficina del pelinegro está en mi camino para ir a las escaleras que me llevan arriba de todo, descubrí que todas las noches la luz pasa por debajo de su puerta indicando que a pesar de que la luna esté en lo alto de todo él no estaba durmiendo. Decidí ignorar olímpicamente eso, enfocándome en mis propios problemas personales que a veces me mantenían sin dormir y a veces me mantenían en un sueño casi eterno, no necesitaba hablar más con él de lo necesario.

— Asha-san.— oigo a Jean llamarme a unos metros más adelante, esperando que le dé la última caja que nos quedaba por bajar de las carretas que traían la decoración necesaria para el evento.

𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora