Después de enterarnos gracias a Sannes que Historia es la verdadera heredera al trono y que lo más probable es que se hagan un festín con el chico titán, Levi ordenó que nos retiráramos para no andar perdiendo el tiempo. En el transcurso de la interminable conversación, seguía tratando de reparar el equipo de maniobras tridimensional, objetivo que me está costando ya que este equipo no es igual a los que tenía anteriormente.
— Creo que... ya está.— le respondí al pelinegro a la vez que terminaba de apretar el último tornillo para cerrar todo el mecanismo.— ¿Es posible que el equipo de maniobras sea distinto al de la Policía Militar?— pregunto distraídamente en lo que me vuelvo a poner el dicho dispositivo al rededor del cuerpo.
— Puede ser...— se queda mirándome atentamente, cruzando sus brazos, hasta que decide volver a hablar— ¿Vamos a hablar de lo que hiciste?
Mis movimientos se detienen repentinamente al recordar de lo que él está hablando. No tengo forma de evadir la pregunta, ya que los mocosos se fueron a buscar sus cosas y preparar los caballos mientras que Hange y su castaño favorito se fueron para buscar a Erwin, al final solo me queda quedarme en silencio para que desista de la pregunta.
— Le hiciste pedazos un brazo, no creo que eso haya sido porque te quitó un par de uñas.— le dio en el clavo, mierda.
— ¿Qué quieres que te diga? Quizás solo se me fue de las manos.— evado el tema dándome la vuelta y sigo acomodando las correas del equipo.
Sus pasos resuenan en el piso, acercándose cada vez más, al llegar cerca de mi anatomía su mano hace presión en mi brazo y me gira con brusquedad, quedando cara a cara. Bueno, casi cara a cara, ya que tengo que levantar ligeramente la mía para verlo a los ojos. Verde contra azul se encuentran en una fría y desafiante batalla en la que ninguno piensa ceder ante el otro.
— Deja de ocultar cosas de una maldita vez.— con molestia me escupe esas palabras— ¿Qué fue lo que te dijo para que actuaras de esa forma, Asha? Y no me mientas.
Medito mis palabras antes de decirlas, a este punto está claro que no tengo muchas más opciones que decirle la verdad. Frunzo el ceño al recordar las palabras del viejo y suelto un suspiro de rendición.
— Fue uno de los que asesinaron a Sora Bram y a Banri Bauer.— suelto con amargura sin apartar la mirada— ¿Aún crees que no se lo merecía? Debí haberlo asesinada ahí mismo, no, eso seguro hubiera acabado con su sufrimiento demasiado rápido.
Su mano afloja el agarre violento en mi brazo, pero aún sin quitarla, y su mirada se ablanda considerablemente.
— ¿Qué buscaban?— ignorando lo último.
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