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CAPITULO 25:

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LIBRO Y REPORTE DE MISIÓN

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 Pocos días después de la coronación, la Legión de Reconocimiento se tuvo que quedar en Sina para seguir resolviendo temas que eran importantes con la reina, por lo que los de más alto rango solían no estar en los alrededores del cuartel debido a la gran cantidad de reuniones que tenían todo el tiempo. 

 A mí, Asha Bram, eso no me molestaba en lo absoluto, de hecho, aprovechaba para tratar de entrenar tanto como peleas cuerpo a cuerpo, como con las cuchillas, aunque estas me resultasen fáciles de utilizar debía de agarrarles el ritmo al completo, haciendo así que la mayor parte del tiempo me encuentre en el patio de el cuartel, como en este preciso momento.

 El aire golpeaba mi cara y mecía mi cabello, el cual se encontraba atado en una coleta para que no me moleste, también se escuchaban los sonidos de las aves, que pasan cerca del suelo volando con total libertad, haciendo que no se cree un sonido eternamente igual en el ambiente.

 Lastimosamente, no podía entrenar con el equipo de maniobras como me gustaría, ya que todos los equipos del cuerpo de exploración están siendo revisados y le están agregando las mejoras que yo les enseñé a los reparadores. Siendo así, que nadie tenga dichos dispositivos por los próximos días en lo que los terminan, para colmo debían de terminar de ajustar todos para recién entregarlos, haciendo que la espera se alargue mucho más.

 Por mi parte, solo me dedico a entrenar lanzando puños y patadas al aire o agarro un cuchillo de madera, ya que no me permiten tener uno de verdad, y hago cortes en el aire con velocidad, pero sé que los demás soldados de la Legión no están contentos con dicho cambio y el que le requisen por tiempo indeterminado sus equipos tridimensionales. 

 Desde que llegué escucho como hacen comentarios sobre mi persona, sobre todo por el lugar de donde provengo, refiriéndose a que una subterránea y una delincuente como yo, lo único que planeo es matarlos con las nuevas mejoras del equipo, diciendo también que es una locura que confíen en mí siendo que hace semanas intenté matar a su comandante. Sea que que dijesen, sé que debería ignorarlos, pero a veces se me es imposible, y, a pesar de que lo único que he hecho hasta ahora haya sido lanzarles malas miradas, las ganas de arrancarles los ojos me consumen al escuchar como hablan de cosas que no tienen ni la más mínima idea.

 En ese momento, me doy cuenta de que mi cabeza no está prestando atención a mis movimientos, por lo que decido concentrarme más en ellos y en el agradable calor que me da la luz del sol al posarse sobre mí. Todo eso se ve interrumpido al escuchar risas a lo lejos que decido ignorar continuando con las cortadas en el aire.

— ¡Hey!

  Me doy la vuelta para ver lo que sucede y resulta que es un grupo de tres personas, que me estaban mirando con sonrisas divertidas, algunos de los tantos idiotas que hablaban de mí por los pasillos del cuartel. Les dedico una mirada seria levantando una ceja preguntándome qué mierda era lo que querían ahora.

— Los de la topa 104° dicen que eres ruda, pero a nosotros no nos lo pareces.— comienza diciendo uno de ellos.

— ¿Y qué quieres? ¿Que les aplauda por tener un poco de pensamiento crítico?— le pregunto con sarcasmo.

𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora