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CAPITULO 22:

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EL TRATO

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 ¿Cuántos días llevo encerrada? No lo sé con exactitud, pero algo podía intuir gracias al cambio de guardia, quizás llevaba una semana, pero no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente tampoco, por lo que se me dificultaba calcular.

 Una razón por la que también me resulta complicado saber el tiempo de estadía en esta celda es porque trato de mantenerme el mayor tiempo posible durmiendo, con el propósito de que el tiempo pasase más rápido, siendo así que los guardias me llamen floja todo el tiempo, pero ¿Qué otra cosa podría hacer ahí? No me siento con las energías necesarias para levantarme a hacer ejercicio, aunque tampoco es como que tuviera mucha libertad de movimiento con esas cadenas.

 A veces escucho cosas, cosas que los guardias hablan pensando que yo estoy dormida cuando no, cosas como que había rumores de que yo amenacé a la Subcomandante Hange Zoe para hacer que publiquen una falsa historia mía en el diario; o como que la verdadera razón por la que estaba ahí era porque intenté asesinar a todo el escuadrón de Levi, incluido a él mismo y también a la mismísima reina de las murallas, pero no tuve éxito y por eso me encerraron, cosa que solo es una mentira a medias.

 También podía escuchar lo emocionados que estaban por la nueva coronación, por lo que supe que Historia había decidido ser reina, algo que me alegró al menos un poco.

 No sabía mucho más de nada, porque aunque me costaba horrores dormirme, a veces podía dormir por varias horas seguidas, sin saber exactamente cuántas. 

 Creo que una de las cosas que más me entristecía de estar encerrada, era que en todos estos días no pude ver el cielo, por lo que en parte me sentía como en el subterráneo. Llevo tantos años admirando la belleza de lo que se presentaba ahí arriba, que el no verlo por varios días me hace sentir más inútil de lo que ya soy.

 Otra de las razones para intentar dormir todo el día es precisamente el tener que pensar. A veces, el silencio te atrapa de tal forma que no te queda otra que adentrarte en el lago de pensamientos. Cuando paso más de media hora despierta, los pensamientos intrusivos comienzan a ahogarme de tal forma que se siente como meterse a un pozo sin manera de poder salir, pero cuando duermo, las pesadillas deciden hacer de las suyas.

 Acomodándome para volver a dormir, escucho pasos resonando por la piedra de la que es compuesta el piso de la mazmorra, no le tomo importancia al pensar que es cambio de turno, pero al escuchar solo un par de pies frunzo el ceño con confusión.

 No soy tonta, sé que hay varios soldados a los costados de la celda, porque no iban a dejar que una "Traidora a los nuevos líderes" esté con tan poca vigilancia, a pesar de que me parezca excesiva. Por lo tanto, el escuchar solo un par de pasos era raro debido a eso mismo.

— ¡Comandante Erwin!

 Me incorporo estupefacta a causa de tal cosa, pensando que solo era algo que mi mente creó, como ya me pasó en un par de ocasiones en estos últimos días, pero mi teoría se va a la mierda al escuchar una imponente voz después del llamado.

— Tengo el permiso de el General Zackly para hablar con la prisionera de nombre Asha Bram... A solas.— mierda.

 Sí, era el rubio, puedo reconocer su voz dónde fuera, pero... ¿Para qué habrá venido? ¿Qué es lo que quiere hablar conmigo? Al escuchar tales palabras, después de unos momentos de silencio escucho como muchos pares de pisadas se alejan del lugar, inclusive llegué a escuchar el tintinear de unas llaves. 

𝗥𝗲𝘀𝗶𝗹𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 || 𝙻𝚎𝚟𝚒 𝙰𝚌𝚔𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora