Promesa de amor

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Las primeras campanadas sonaron haciendo el primer aviso de que la boda estaba por comenzar; Lilia no podía quedarse más tiempo conversando con su majestad, debía ir asegurarse de que Maleonor y Levan no estuvieran en problemas, yendo primero con la princesa que lucía un hermoso y abrillantado vestido blanco, digno de su titulo real, haciendo sentir a Lilia un poco de pesar al imaginar que pudo haber estado en el lugar de Levan, que sería aquel cuervo quien debería estar en aquella habitación haciendo algún extraño comentario vinculado a las costumbres humanas que solo él entendía, mientras que él estaría en otra habitación para preparase para la boda; pero un vació repentino se manifestó en su pecho, diciéndole indirectamente de que no ignorara los sentimientos que tenía por Levan, creando otro escenario en donde Maleonor estaría justo en su lugar en la puerta, haciéndole algún comentario vergonzosos o buscando la manera de ponerlo nervioso, y eso sin duda le hizo sonreír al abandonar la habitación en cuanto vio que todo estaba en orden.

Cuando fue a la habitación de Levan, se tomo su tiempo para entrar sin llamar a la puerta, encontrándose a un pobre cuervo luchando por hacerse el "nudo" de su pañuelo mientras murmuraba para si mismo.


—eres un desastre—  dijo Lilia para ir a ayudarlo, quedándose pasmado al terminar al mirar al cuervo que lucía un atuendo negro, extrañamente haciéndolo lucir diferente a pesar de siempre ir de aquellos colores.


— ¿pasa algo?—  tiro de las solapas de su traje, teniendo Lilia que volver arreglarlas.


—solo pensaba en el desastre que estas siendo a solo unos minutos de tu boda—  le golpeo con fuerza los hombros para medir que tan tenso estaba  —es tu boda, no tu ejecución—


—muy gracioso—  respiro con profundidad para dejar escapar un largo exhalo  —como tú no tendrás que recitar votos ni nada, nadie te estará observando... la realeza... la nobleza...—  comenzó a hiperventilarse  —la...—


—Levan respira—  le dio una pequeña abofeteada  —solo no olvides lo más importante y estarás a salvo del rayo juicioso de la reina—


—¿y qué es?—  parecía que de nuevo tendría un ataque de pánico.


—asegurar un heredero esta noche—  aquella respuesta fue dada con total seriedad que Levan no pudo sentir que Lilia se estaba burlando de él.


—como no te aplasta un fruta—  aunque gracias a ese comentario lo hizo sentir mejor  —un... heredero... dudo que Maleonor quiera... intentarlo—


Lilia le golpeo la espalda con fuerza, manteniendo su seriedad  —es su responsabilidad que los recién casados consumen su matrimonio teniendo un heredero, mira el lado bueno, tendrás con quien hablar de tus cosas de ratón de biblioteca, conde sabelotodo, ¿o debo llamarlo mi rey?—  pregunto con sarcasmo a la par de una reverencia.


—v-vete de aquí si solo vienes a burlarte de mi—  tomo a Lilia de los hombros para empujarle fuera de la habitación pero Lilia se aferro al marco de la puerta para permanecer dentro.


—oooh la gravedad me afecta, siento como todo me pesa—  intento tirarse encima de Levan, fingiendo estar pasando por un desmayó   —me siento debíl—


—solo te estas burlando de mi—  intento sostener a Lilia pero termino por casi cargarle  —bien tú ganas, quédate—


—se lo agradezco su majestad—  volvió a incorporarse, teniendo que reacomodar sus ropas para asegurarse de que su ropa no estuviera arrugada   —pero hablando en serio, ellos esperan que en los siguientes meses se de la noticia de un heredero—


—no hay urgencia por uno—  intento justificarse  —y Lilia... lo que siento por ti...—


—no lo digas—  interrumpió  —no quiero escucharlo ahora, justo cuando estas por dar el Si porque de lo contrarió, querré oponerme y eso es algo que no me podre perdonar—


Levan no quería que las cosas quedaran así, creía que podría encontrar una solución pero el tiempo estaba completamente en su contra, hablarlo con Maleonor ya no era una opción fiable y menos sabiendo que el Senado solo quería razones para que Lilia fuera exiliado del castillo y de ser posible, también del reino; lo único que puso hacer sin que fuera condenado, fue darle un regalo, uno de sus libros más preciados y que celosamente cuidaba porque era uno de los pocos recuerdos de su padre, que aunque Lilia no le interesaba la historia de fantasía, sabía que lo cuidaría como todo un preciado tesoro.

Lilia no pudo decir nada al respecto o preguntar porque le daba algo tan preciado, uno de los sirvientes fue a llamarles porque era necesario que Levan se pusiera en marcha para estar antes en la ceremonia; siendo el novio tenía que estar esperando a Maleonor en el altar, verla entrar mientras su camino era adornado por los pétalos y polvo de hada que los niños del reino tiraban hasta llegar al primer escalón. En la primera línea de invitados estaba la reina y los nobles; el senado había sido desplazado a la segunda línea junto a los altos mandos que rigieron puestos importantes como médicos, investigadores, asesores educativos o militares. Mientras que Lilia estaba en lo alto, en un balcón con vista amplia hacía el altar, mirando como sus mejores amigos terminaban uniendo sus vidas.


—tienes que estar feliz por ellos—  susurró intentando convencerse  —ella es una princesa y él un conde... no podría competir nunca contra ellos, no importa si es Levan o Maleonor, no puedo—


Llevo ambas manos hacía su pecho, pidiendo a las estrellas que el destino de ambos fuera bendecido, prometiendo permanecer junto a ellos, queriendo al hijo que llegaran a tener; que nada ni nadie lo haría que abandonara su compromiso con ellos, seguiría amándolos sin necesidad de ser correspondido.

Siguiendo en la fiesta en donde la celebración continuo con ese enorme animo por parte de todos, incluso de las zonas más alejadas donde las hadas celebraron en nombre de sus majestades; Lilia no pudo estar junto a sus amigos como desearía pero estaba feliz que ambos estuvieran pasándola tan bien que no quería interrumpirlos con los comentarios del Senado porque se acercara a ellos, quería que siguiera tratándose solo de ellos dos.


—Lilia-sama, baile conmigo—  la hija de Baul se acerco para tomar ambas manos de Lilia, queriendo llevarle a la pista de baile con los adultos.


—jovencita, esa no es la manera en la que debes dirigirte a tus mayores y mucho menos al general Vanrouge—  Baul pareció salir de la nada para tomar a su hija queriéndola llevar a otra parte para reprenderla.


—vamos Baul, no seas tan duro con tu hija—  los separo a ambos  —aceptare bailar contigo, solo evita levantar tanto la voz como tu padre—


—será todo un honor para mi, Lilia-sama—  escucharla como se dirigía a Lilia por segunda vez, casi le provoca otro paro a Baul—


—no iras a ninguna parte hasta que te disculpes y llames apropiada mente a Lord Lilia—  Baul se cruzo de brazos  —repite después de mi, no es Lilia-sama, es Lord Lilia o General Vanrouge—


—el lord esta de más y no te he permitido que me llames por mi nombre, es raro viniendo de ti—  encamino a la menor hacía la pista  —cuida mi vaso, Baul, vuelvo en unos minutos—


—papá es muy raro—

El jardín de las rosas (Twisted Woderland Disney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora