Tras los arbustos

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Cuando las vendas por fin fueron retiradas de la cabeza de Lilia, dejó de ser visto como un pobre huérfano carente de atenciones, era increíble que muchos de los sirvientes dejaran de tener compasión por un niño solo por sentirse humillados por "servir a alguien más bajos que ellos" en cuanto a posición de clanes, preferían atender a Levan por ser un noble o incluso a la princesa cuyo carácter comenzaba a ser difícil de lidiar. Poco a poco las ideas del senado se esparcieron, apoyando que Lilia no merecía un titulo noble por el simple hecho de haber sido acogido por su majestad Maleficia, teniendo una vez más, su majestad tener que intervenir, exigiendo que nadie podría cuestionar sus decisiones y que Lilia adoptaría el titulo de Lord una vez a calzado cierta edad, mientras tanto sería tratado como "infante", y aquellos que desafiaran sus decisiones serían juzgados por su rayo.

Aun con aquella advertencia, Lilia paso por malos tratos por parte del Senado, buscaban a toda costa influenciar a su majestad, hacerla cambiar de opinión en cuanto haber acogido a un huérfano entre tantos niños afectados por la epidemia, pero sus intentos fueron en vanos, no les quedaba de otra que recurrir a la princesa, buscando influenciarla pues en algún momento ella adquiriría una posición importante en la Guardia Real, podría expulsar a Lilia del castillo o exiliarlo del reino, pero Maleonor tenía otros planes. Hacía mucho había visto a Lilia a lo lejos, al principio también creyó que era una niña pero al escuchar su voz su perspectiva cambio.


—Levan, Lilia, vengan un momento—  Maleficia los hizo llamar al encontrarlos en el jardín  —sus altas llegaron, ya pueden comenzar sus adiestramientos, pero primero quiero saber una cosa—  se puso a la altura de ambos niños  —para evitar que intenten escapar como la última vez, Levan... ¿quieres volver a casa?—


Levan sabía que ya nadie lo esperaba en aquel palacio en la capital, por lo que negó aferrándose a su libro  —me gustaría quedarme, en especial para no dejar solas a Lilia y a Maleonor, necesitan de un caballero que las proteja—


Lilia lo miro con disgusto, seguía sorprendido que a pesar de tanto tiempo y por su voz, Levan continuara creyendo que es una niña (tal vez que usara todo el tiempo un camisón largo que podría confundirse con un vestido lizo, no ayudaba pero le gustaba estar todo el día en pijama a tener que usar ropas extrañas dadas por su majestad); y aun más fue su descontento al hacerle ver como un debilucho.


—sabes que tendrás que volver a casa en algún momento—  Maleficia acarició hasta tomar la mejilla de Levan  —pero esta bien, y Lilia...—  un trago amargo paso por su garganta, sabía que no podría darle la opción de volver a casa  —¿te gustaría aprender algún instrumento? se te adiestrara para el manejo de la espada y otras disciplinas pero también es necesario algo de cultura, para balancear y agudizar tus sentidos—


—¿por qué no puedo ir a casa?—  se tomo de las partes bajas de sus ropas, bajando la mirada  —Levan se le permite abandonar el castillo de vez en cuando, ¿por qué yo no puedo?—


—Lilia, ¿recuerdas el camino a casa?—  al ver negar al pequeño murciélago sabía que la amnesia continuaba  —cuando seas un poco más mayor podrás abandonar el castillo siempre que quieras, pero primero tienes que aprender hacer ciertas cosas para que pueda estar tranquila—  levanto con cariño el rostro de Lilia  —afuera el mundo es muy peligroso, necesitas aprender a defenderte—


Aquella conversación termino siendo interrumpida por una de las nanas, advirtiendo que la princesa había sido nuevamente perdida de vista cuando estaba siendo escoltada para sus lecciones diarias; la reina al escuchar que nuevamente se repitió lo que sucedió en la mañana, envió a sus guardias a buscar a la traviesa princesa, dejando nuevamente solos a ambos infantes; tomaron una pelota, uno de los pocos juguetes que tenían para entretenerse junto a un par de espadas de madera y una infinidad de libros que solamente Levan parecía disfrutar aunque en realidad solo se la pasaba leyendo siempre el mismo libro, no le gustaba mucho el estudio y siempre mostraba una actitud delante de los adultos de un estudiante destacado.

El jardín de las rosas (Twisted Woderland Disney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora