El jardín de las rosas (Twisted Woderland Disney)

Vergüenza misma

Las ropas de Lilia fueron por fin cambiadas tras muchos intentos de las nanas, aquel camisón largo y lizo que se usaba para dormir era remplazado por ropas heredadas debido a la situación en la que estaba el reino; la reina no quería darle ropas cualquiera a su protegido pero no tenía de otra, las ropas que alguna vez fueron de Levan siendo más joven pasaron a Lilia, ajustándole bien a pesar de ser solo unos cuantos años más grande de lo que debería tener para llevarlas. No se debía a una falta de alimentación, simplemente la especie, raza o clan de hadas a la que pertenecía Lilia, era de un tamaño pequeño, no alcanzaban más del 1,60 cm; se podría considerar que para la edad de Lilia de unos menos 95 años, era un niño más alto que el promedió.

Ese pequeño tamaño tenía la ventaja de una enorme agilidad, su entrenamiento diario cubría las expectativas de los antiguos instructores de la Guardia Real, siendo un descontento solo para los miembros del Senado que diariamente leían los reportes de entrenamiento de Lilia, no estaban a favor de que se volviera en algún futuro "la Espada del Dragon"; seguían mirándolo como una especie inferior, lejos de la virtud de los clanes procedentes del País de las Espinas, pues Lilia era de una familia extranjera, un clan en constante movimiento que se tenía sospechas que procedía originalmente del Monte Pelado, un clan de hadas cercana a los demonios y a servirles, ¿cómo podría servirle un hada así a un gobernante de la noche? estaban indignados de solo cuestionarse.

Pero a Lilia no le importaba si terminaba sirviendo en el ejercito o se unía al campo, se sentía sin un lugar al cual pertenecer, quedándose en el castillo solo porque la reina tomo la decisión, sin consulta previa a su consejo, de acoger a un niño que perdió a su familia y  parte de su memoria por un accidente del que nadie hablaba. Era obediente, a veces muy retraído con los adultos y queriendo alejar a como diera lugar a Levan; con Maleonor las cosas no eran muy distintas, intentaba alejarle algunas veces pero, la princesa no se alejaba, terminaba por tomar de la mano a Lilia para llevarlo consigo, incluso en momentos de travesuras porque, para Maleonor, Lilia era mucho más divertido que Levan, que siempre estaba con su imagen de alumno ejemplar, pero no negaría que le gustaba estar también con él, en especial en los momentos del almuerzo.

—y aquí podemos ver un extraño espécimen—   narraba Maleonor desde atrás de una pila de libros sobre la mesa de trabajo de Levan, fingiendo espiarlo  —duerme parte del día, sacude sus brazos como si de alas se tratasen... ¿qué hará este extraño espécimen a parte de leer?—

—seguir guardando comida entre sus ropas a pesar de que le dijeron que no comiera hasta terminar sus lecciones—  Lilia también estaba mirando  —será un bonito plumero, te extrañaremos Levan—

Levan cubrió su boca con un pañuelo para disimular que no estaba comiendo   —no estaba comiendo, es solo que hay mucho polvo y me da alergia—

—eso no explica que estes comiendo las tartas que nos prohibieron—  comentó Lilia.

—¿tastas? yo también quiero tartas, no es justo que Levan se coma la última—  Maleonor se acerco para arrebatarle el pañuelo y encontrar algunas migajas  —oow también quiero dulces, Levan dame de tus tartas—

—no puedo, era la última—  trago con esfuerzo de no ahogarse  —¿qué hacen aquí?—

—Maleonor me secuestro a mitad de mi practica libre con el uso de la espada—  Lilia golpeo el costado de su cadera mostrando una espada de madera que llevaba consigo.