Ciclos

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Resulta que radon era un Doberman entrenado, imponente y con aspecto aterrador, pero muy amistoso con las personas que ya conocía.
Pase toda la tarde escribiendo y desechando varias hojas, pensando en que decir a aquellos estudiantes.
Luego Tommy se acerco para saludar.
—¿Tarea? ¿Es que nunca descansa ese cerebro tuyo?
—No es tarea atrasada Tommy. Le respondí.
Se me ha pedido que hable con los de primer año, y la verdad es que, no se me ocurre nada que decir.
—Por favor amigo, eres tú de quien estamos hablando ¡El cadete ejemplar! Te has vuelto una leyenda para este colegio, tu historia todos la saben, y habla por si sola.
—Deja ya de adularme, no me ayudas.
—Tranquilo hermano, te aseguro que, en el momento, sabrás exactamente que decir.
—voy a hacerte caso Tommy, además estoy rendido, me voy a la cama.
—Descansa amigo.
A la mañana siguiente, después del desayuno, me dirigí a las perreras.
Salude al guardia de los dóberman, quien devolvió muy amable el saludo.
—El prefecto Franco me aviso que vendría, radon está listo para ir con usted.
—Gracias Gerard, me gustaría que vinieras conmigo si no estás muy ocupado.
—Con mucho gusto iré. Tome este silbato, después de silbar a radon puedes dar una orden, y la hará sin titubear, yo estaré listo para cualquier eventualidad.
—Te agradezco mucho Gerard, vallamos pues.

TransicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora