perdido

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Fue ahí en esa pequeña habitación donde comprendí lo que realmente estaba pasando.
Mi gobierno trataba de deshacerse de mi sin ensuciarse las manos.
No sabía nada comprometedor ni representaba un peligro para la agencia, pero la lesión en el brazo me obligaba a retirarme prematuramente. Fuera trabajando en un escritorio el resto de mi vida, lo cual no habría soportado un agente de campo acostumbrado a la acción, los viajes y las chicas lindas. O bien la otra opción servir como instructor de alguna escuela o siendo un guardia de seguridad como lo fue alguna vez mi viejo amigo Sam.
El caso es que ahora me encontraba prisionero. Filip tenía razón, así que decidí seguir sus consejos.
Cuando los enfermeros entraron por mi, permanecía en un rincón . Sentado, con las manos sobre mi rostro y mis codos sobre las rodillas.
─ ¿ Como se siente ahora señor Thompson?
─ Todo ahora es muy confuso Doctor. Respondí débilmente, mientras pensaba para mi...
Mi nombre es Jim Braxton segundo, y jamás lograran que olvide eso.
─ Tubo una crisis nerviosa señor Thompson, pero veo que ya se encuentra mucho mejor. Solo tome esta pequeña píldora y lo sacare de aquí.
Al recibir el medicamento. coloque la píldora debajo de la lengua como me había recomendado el señor Filip.
─ ¡Muéstreme! Ordeno el enfermero.
abrí mi boca dejando ver que no había nada en ella.
─ ¡Muy bien! decía el enfermero mientras tomaba algunas notas en un cuaderno.
—¿Recuerda algo de lo qué pasó antes de venir aquí?
—No recuerdo nada en absoluto, y mi cabeza duele todo el tiempo. Dije eso siguiendo los mismos consejos que había escuchado de Filip. Lo cierto es que recordaba todo con claridad.
—Es normal en su situación señor Thompson.
Le garantizo que en unas horas se sentirá mucho mejor, voy a regresarlo con el resto de la población si me promete no atacar de nuevo a los enfermeros o algún paciente.
—¿Ataqué a alguien? Pregunte con aparente sorpresa.
—En su crisis nerviosa agredió al señor Filip, y a uno de nuestros enfermeros. Tuvimos que tranquilizarlo y aislarle.
—¡Entiendo! Me gustaría ofrecer disculpas a ambos.
—Podrá hacerlo señor Thompson. Ahora acompáñeme por favor.
Salimos por un amplio pasillo y miraba a mi alrededor tratando de buscar una ruta de escape, una salida o por lo menos hacer un plano mental del edifico.
—¿Sucede algo señor Thompson?
—¡Que pena! Debo usar el sanitario.
—Claro, adelante.
Después de mirarlo interrogante, agregó
—¡Ho! Por supuesto no recuerda donde se encuentran. Al entrar en la sala común, diríjase a la derecha y siga hasta la parte final.
—¡Gracias! Le dije al enfermero y cerró la puerta detrás de mi.
Enseguida me dirigí al baño para deshacerme de la píldora que ya comenzaba a desintegrarse dentro de mi boca.
Escupí todo lo que pude y me enjuague en el lavamanos, luego salí de inmediato en busca de Filip.

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