Transiciones

Ficción y fantasía

Seguía presionándome contra el suelo.
—Es inútil que luches, soy más fuerte y más poderoso que tu ¡solo ríndete!
—Hay cosas que valen la pena salvar, la vida es hermosa, y nuestro deber es preservarla, no terminar con ella.
—Lo único que cuenta es el poder, y te lo demostraré ahora.
Colocó sus dedos sobre su cabeza y se concentró en el reactor que comenzaba a estabilizarse cuatro pisos bajo tierra.
La alarma sonó nuevamente. Pude ponerme de pie, con mi nariz sangrando le dije a Brandon.
—Hay otras cosas que valen la pena preservar, y son cosas que nunca conocerás. Con todo ese poder, hay algo que nunca podrás tener, y que yo tengo.
—¿Que es? Pregunto
—¡Amigos! Le respondí.
Y casi al instante, un fragmento de metal punzante lo traspaso por el pecho. Cayó en agonía mientras profería sus últimas palabras.
—Somos monstruos, eso es lo que somos, eso es lo que eres.
Luego Sam se acercó a sostenerme, había sido el quien lo apuñalo con un trozo de metal de los escombros. Después llegaron patrullas de policía, gente del pueblo y hasta el ejército.
Un agente se acercó a nosotros y nos preguntó.
—¿Que fue lo que sucedió aquí? ¿Hay algún herido?
—Solo ese chico de ahí, respondió Sam, señalando al lugar donde Brandon había caído.
—¿Cual chico? Pregunto el detective.
Sam y yo dirigimos la mirada al sitio. El cuerpo ya no estaba. Levante mi vista a los cielos, y pude aún ver un pequeño punto que desaparecía en las nubes.
Luego desperté en el bar, en el mismo lugar que nos habían preparado para dormir.