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Es mediodía, nos hemos despedido de Nahia, mi hermano, mi padre y Adagio y nos acabamos de montar en el avión para volver a casa. Estoy un poco distraída porque no paro de pensar en la decisión que tomé de volver a Madrid cuando acabase el curso. Sin embargo, no me olvido de que a Sonata le dan miedo los aviones y le agarro la mano cuando el avión comienza a despegar.

Esta mañana hablé con mi padre a solas sobre la situación y le dije que no estaba segura si finalmente volvería a Madrid ya que había empezado a salir con Sonata. Mi padre se lo tomó bien y me dijo que no hacia falta que le diese una respuesta definitiva todavía. Me pidió que pensara que era lo mejor para mi y lo que yo quería hacer y cuando estuviese realmente segura le diese una respuesta.

No sé si debo hablar de todo esto con Sonata o tomar yo misma la decisión. Quizás primero debería visitar a Cadance, ya que ella siempre me da los mejores consejos, además tengo que contarle como fue la boda.

—¿En qué piensas? —me pregunta Sonata.

—En mi padre —digo.

—Es genial que hayáis podido arreglar vuestra relación —me dice con una gran sonrisa.

—Sí, la verdad es que no me esperaba para nada todo lo que ha pasado estos días... Mi padre está super cambiado y yo he empezado a salir con una chica preciosa, tanto por fuera como por dentro —digo sonriendo.

Sonata sonríe algo avergonzada y me da un rápido beso en los labios.

—Yo estos días he estado pensando que debería hablar con mi padre e intentar volver a casa —me dice Sonata tras unos segundos en silencio.

—A mi me gustaría que siguieses viviendo conmigo... —digo poniendo cara de cachorrito.

—No es que no quiera vivir contigo pero ya me he aprovechado suficiente de tu hospitalidad, además echo de menos a mi madre y mi hermano... Aunque ni siquiera sé si podrá ser posible que vuelva a casa, lo mismo mi padre se opone —dice Sonata preocupada.

—No creo que tu padre se oponga... Él quiere que vuelvas, aunque no sé si está dispuesto a dejarte ser quien realmente eres —comento.

—¿Cómo estás segura de que quiere que vuelva? —me pregunta extrañada.

Por un momento dudo si contarle sobre el despido y de la intención de su padre de chantajearla para que volviese a su casa. Pero creo que tarde o temprano, se va a enterar y quizás es mejor que lo sepa por mi parte y no por alguien más.

—Sonata, te voy a contar algo pero no quiero que te enfades por no habértelo dicho antes —le pido.

Sonata frunce el ceño.

—¿Qué ha pasado?

— El miércoles pasado cuando me fui a trabajar, realmente fui a presentar mi renuncia ya que tu padre me obligó a dejar el empleo —le explico y Sonata abre tanto sus ojos que parece que se van a salir de rostro.

—¡¿Qué mi padre ha hecho qué?! —exclama Sonata haciendo que varios pasajeros se volteen a vernos. —¿Por qué demonios haría eso? —me pregunta ahora con un tono de voz más bajo.

—Bueno, la teoría de tu hermano y mía es que pensaba chantajearte para que volvieses a casa imponiéndote algunas condiciones, aunque quizás simplemente quería joderme —le explico.

—No me puedo creer que te haya hecho renunciar... —dice con furia — ¿Y por qué no me contaste nada?

—No sé... No quería que volvieses a tu casa solo para intentar que yo recuperase el trabajo... Quiero que si vuelves sea porque tu quieres y que tu padre no te va a chantajear con nada —le explico.

La Promesa de Aria || Sonaria ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora