CAPITULO 7

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ZAIDA

Entro a mi habitación y frente al espejo estaba Leire mirándose en el

– ¿Te gusta esto?

Leire viste una falda blanca con un top negro

– Estas muy guapa – sonrió viéndose una vez más en el espejo

– Voy a ducharme, no me desórdenes nada te quiero – doy un beso en su mejilla y me meto en el baño

Abro el agua mediando la temperatura. Me quito la ropa y me ducho, lavo mi pelo con el champú hasta quedar totalmente limpio de cloro y suciedad. Salgo del baño en vuelta en una toalla me pongo un vestido negro pegado al cuerpo escotado por la espalda y unos tacones igual, seco mi pelo y lo dejo suelto, maquillo un poco mi cara y pongo un labial rosa en mis labios.
Siento que abajo llamaron al timbre y en un segundo tenía a Leire pegada a la puerta de mi cuarto.

ABAJO

Susana abre la puerta

– Hola Eva ¿Qué tal? - Susana saluda a Eva
– Hola Susana muy bien – sonríe y se gira – estos son mis hijos Daniel y Jesús
– Hola Susana encantados – hablaron a la vez
– El gusto es mío chicos pasad – se aparta de la puerta – mis hijos baján todos en unos minutos pónganse cómodos

ARRIBA

– Oh dios Zaida como crees que serán – sonreía mientras volvía a mirarse en el espejo
– Pues no lo se y estas preciosa – sonrió
– Tu también – da un beso en mi mejilla – venga bajemos

Asiento y bajamos las escaleras cogidas de la mano

– Pero que guapas – a mi madre le brillan los ojos al mirar a Leire  – Chicas esta es Eva, Eva, Zaida y Leire – hablaba señalando a cada una
– Un gusto Eva – la saludamos con dos besos
– El gusto es mío chicas estáis preciosas – sonrió – mis hijos están con vuestros hermanos en el jardín
– Vamos para ya – dijo Leire mientras sonreía como una posesa

Nos dirigimos al jardín y juro que sentí como a Leire casi le daba un infarto. Fijo mi vista en mis hermanos y estaban hablando con dos...

No puede ser verdad

– OH DIOS MIO – grita Leire mientras corre hacia ellos y los abraza

Ellos ríen

– Volvemos a encontrarnos princesa – le habla creo que era Jesús

Ruedo los ojos, no podía estar pasándome esto a mi. Veo que el otro gemelo, supongo que Daniel clavo su mirada en mi y sonrie

– Veo que el destino insiste en que me saludes rubia – se acerca a mi

– Parece que eres tan cortito que no te has dado cuenta todavía de que no te soporto – fuerzo una sonrisa y fijo mi mirada en el suelo

– Bueno rubita no me seas cascarrabias al fin y al cabo somos vecinos – sonríe mostrando sus dientes

– Por desgracia – me giro hacia el – no me llames rubia – le amenazo con el dedo

– De acuerdo...Rubia – vuelve a sonreír

Lo asesino con la mirada y me meto adentro. La voz de mi madre retumba en mis oídos

– Ni se te ocurra dar la lata – asiento de espaldas a ella. La ayudo a poner la mesa y nos sentamos a comer

[...]

Al terminar Jesús quiso llevar a Leire a dar un paseo, por dios santo que no pase nada. Recojo la mesa y voy acostar a mis hermanos. La familia Oviedo se fue a su casa y nosotros nos fuimos a dormir.

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