CAPITULO 33

57 3 0
                                    

ZAIDA

Dibujo diferentes formas en su pecho. El acaricia mi brazo despacio.

– ¿Te ha gustado? – susurro

– Claro que si mi amor – sonríe y besa mis labios

Apoyo de nuevo mi cabeza en su pecho sintiendo su respiración calmada. Cierro los ojos antes el tacto.

– No fue tu culpa

Levanto una ceja extrañada. Inclino mi cuerpo y lo miro. Su rostro firme mira a un punto fijo de la habitación.

– ¿De que hablas? – lo miro

– No murió por tu culpa – sus ojos se clavan en los míos. Mi cuerpo se tensa al escucharlo, las fuerzas me abandonan.

– ¿Qué? – susurro sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.

– No quiero ver como te escondes de tu pasado. Esa cicatriz muestra un amor incondicional – hace una pausa, mis ojos lloran, sus palabras han entrado en lo más profundo de mi  – no tuviste la culpa de nada Zaida – se acerca a mi– tu no lo mataste – roza su mano en mi mejilla

Aparto su mano de mi cara al instante

– No me toques – hablo mirándolo a los ojos con las mejillas bañadas en lágrimas – ¿Como? ¿Como lo sabes?

Me alejo de el. Siento el suelo frío bajo mis pies. Dani me mira desde la cama hace el intento de levantarse y doy un paso atrás

– Yo...Pedí que me lo contarán

– No tienes ningún derecho a hablar sobre mi padre – una punzada de dolor cruza mi corazón. Mi vista se nubla por la lágrimas. Estoy temblando. Su mirada transmite dolor y compasión. – No quiero tu lástima Dani, se vivir sin nadie no me haces falta.

Ahora es Dani quien me mira indiferente

– Yo solo quería saber de ti ¿vale? – su cuerpo sale de la cama a gran velocidad – quería comprenderte, poder entender tus miedos y estar contigo – cada vez esta mas cerca. Retrocedo ante su paso.

– ¡NO TENIAS PORQUE HACERLO! – grito. Estoy fuera de sí, aprieto mis puños a mis costados.

– ¡QUERÍA HACERLO!

– ¿Y que querías conseguir? ¿Esto? Pues ya lo has tenido. Enhorabuena   – aparto la vista de el – espero que lo hayas disfrutado

Mis manos buscan la ropa con desesperación. Quiero salir de aquí lo antes posible.

– ¿PERO QUE ESTAS HABLANDO? – su voz retumba en la habitación, su cara roja ante la situación muestra su estado de enfado – ¿ENSERIO CREES ESO?

Su mano toca mi hombro haciéndome girar.

– Es lo que me estás demostrado – lo miro – eres un imbécil – escupo mis palabras con rabia

Dani sujeta mi brazo con fuerza. Su agarre cada vez se vuelve más fuerte. Apenas puedo moverlo. Mis ojos encuentran los suyos cubiertos de rabia y dolor.

– No buscaba esto Zaida – suspira, y me sorprendo al escucharlo – quiero estar contigo, y te veía tan lejos de mi alcance que no sabía que hacer solo quería saber de ti, conocerte – su mano suelta mi brazo y acaricia mi mejilla – a penas soportaba el tenerte tan cerca sin poder besarte – nuestras frentes se unen, cierro los ojos al sentirlo – me encanta estar contigo Zaida conocer parte de tu historia me hizo ver que debía cuidarte, protegerte de todo lo malo y hacerte feliz – muerdo mi labio – te juro que estoy diciendo la verdad yo...– pausa– pensé que si te decía lo que sabía dejarías de tener miedo de mi – abro los ojos – te quiero Zaida, no te imaginas cuánto

Cóseme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora