Rey Goblin y Sus Esclavas

Parte 24 - El Mata Orcos

El día comenzó con normalidad, Siro rodeado por sus esclavas completamente desnuda después de una noche de lujuria, mientras en la fortaleza estaba Sin Nombre despertando después de dormir en el piso rodeado de goblins sucios, anhelaba los días en los cuales despertaba con sus dos esclavas elfas, pero no era momento para desmotivarse había muchas cosas que preparar para la noche.

Sin nombre nuevamente fue llamado por el comandante de los orcos, este le dio los horarios de patrullas y la orden de reclutar nuevos goblins, ya que se estaban preparando para atacar una ciudad elfa en dos semanas, tenían pocos elfos prisioneros con los cuales alimentarse.

Sin Nombre comenzó a ordenar a sus hombres el patrullaje y demás tareas, no quería que los orcos sospecharan nada por lo tanto tenía que hacer todo lo que le decían, pero agradeció que a la noche un grupo de sus hombres eran los encargados de los muros junto a tres orcos.

Todo trascurría según los planes, solo una cosa andaba mal el, se sentía pesado, su cuerpo sudaba y su vista se nublaba, hubiese pensado que estaba enfermo, pero él había tomado la sangre de Siro eso no podía ser, con su cuerpo respondiéndole mal de todas formas se esforzó para disimular, si los goblins lo veían mal podrían revelarse y delatar su plan a los orcos.

El sol se comenzó a esconder nuevamente, era el momento de actuar, todos sus hombres sabían lo que tenían que hacer, por supuesto que el también, esperaron que todos se durmieran, y el junto a diez goblins más se escabulleron hasta llegar a la habitación donde dormía el orco jinete, para que el plan funcionará los orcos no tenían que utilizar el guiverno.

Gracias que los goblins veían de noche como de día la guardia nocturna era de ellos, en el cuarto donde dormía el orco jinete con otros acompañantes que le hacían guardias de día estaba custodiado de noche por dos goblins, no eran de los goblins de Sin nombre por lo tanto pasaron caminando por la puerta de la habitación como si estarían haciendo guardia, y cuando quedaron cerca de estos guardias les taparon la boca y comenzaron a apuñalarlos, fue todo en segundos, esos guardias murieron sin entender la causa de esta.

Con sumo cuidado abrieron las puertas y entraron a la habitación, y podían ver a seis orcos durmiendo plácidamente, también la pierna de un elfo, seguramente comieron algo antes de dormirse, se posicionaron cerca de las camas de los orcos, y con la seña de Sin Nombre los demás goblins llevaron sus armas al pecho de los arcos sin darle oportunidad de defenderse.

Al mismo momento que murió el jinete del guiverno, la bestia aulló con tal fuerza que lo escucho toda la fortaleza, aunque estaba planeado que el guiverno aullara, ya que con la muerte de su jinete había obtenido la libertad, era una forma que tenían los guivernos para comunicase y buscar a otros como él.

El guiverno se echó a volar enseguida, no quería que lo vuelvan a capturar, los orcos eran muy despiadados con los guivernos, los dejaban días sin alimentarse, ya que estos estaban obligados a obedecerlos por el pergamino de domadores.

El aullido del guiverno era la señal que la batalla comenzaba, los objetivos principales que Sin Nombre había dado a sus tropas era, los dos jefes goblins de las otras facciones, el comandante orco, y controlar los muros de la fortaleza, claro que la mayoría utilizaron la técnica de matarlos mientras dormían, esta forma de matar él la había aprendido de Siro, cuando mato a los piratas del bosque venenoso para robarles los barcos, creyó que era la forma ideal debido a que los superaban en número y fuerza.

El comandante orco se despertó con el aullido del guiverno, al abrir los ojos se encontró con la lanza de dos goblins apunándole, dos goblins que debían cuidarlo de noche, mato a uno de un puñetazo y al segundo le rompió la lanza con una mano, pero le fue imposible esquivar los virotes de tres goblins que estaban más alejado con una ballesta cada uno, lo hirieron de gravedad y le dio tiempo al goblin de rematarlo con la punta de lanza.