¿Estoy viendo el futuro?

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Yuuji cayó en un sueño profundo.

Cuando abrió los ojos, en su campo de visión había un torso masculino pálido y bien definido recostado a su lado y semicubierto por unas sábanas negras.

Era el "Satoru grande" y Yuuji estaba recostado sobre su pecho. No le veía el rostro, pero tenía la enorme seguridad de que era él. Prestando un poco más de atención, sintió que ninguno llevaba prendas de vestir y que sus manos y piernas estaban entrelazadas.

Había sucedido algo muy íntimo.

—Mañana debo salir de aquí y enfrentarme a Sukuna —dijo con un suspiro. Yuuji pensó que el Satoru grande tenía la voz hermosa—. Sé que el anciano está furioso porque no estoy entrenando, pero quería verte.

Yuuji no dijo nada, sentía que podía arruinar algo si abría la boca. ¿Este era el futuro? ¿Quién era Sukuna y ese anciano?

—No quiero que te preocupes por mí, ¿está bien? Cualquier cosa que suceda mañana es porque estaba en el destino—continuó el hombre. Itadori inhaló profundo para tratar de calmar los nervios, encontrándose con la esencia de la piel de aquel sujeto... caramba, seguramente hasta las flores querrían su perfume. Olía demasiado bien.

El hombre depositó un beso cariñoso en su frente y Yuuji, por instinto, se aferró más a aquel cuerpo.

¿Satoru grande se estaba despidiendo?

¿A dónde iba?

¿Su vida corría peligro? No podía ser, no quería que le pasara nada.

—No vayas —le respondió Yuuji, asombrado por las palabras que casi habían salido solas de su boca.

Satoru rio amargamente.

—Debo hacerlo, lo sabes—otro beso para su frente y cariñitos para su cabello rosado—. Todos esperan que lo haga y que salga vencedor.

—Hm.

—Sé que puedo hacerlo, espero que ese fanfarrón no me salga con trucos baratos... Utahime también debe estar furiosa porque no fui a entrenar esta noche, pero quería que este momento fuera para nosotros—hizo una pausa como esperando que Itadori respondiera algo, pero el chico no dijo nada. Siguió—. Me gustaría desayunar mañana contigo un par de waffles de chocolate con frutas, ¿sabes? pero lo más seguro es que ni pueda comer— El universitario sentía muchísima pena por el Satoru grande, seguramente aquellos waffles eran sus favoritos y ahora tenía que ir a pelear con quien sabe que persona—Yuuji, si no vuelvo de esa pelea quiero que sepas que siempre te amaré y que a donde quiera que vaya mi alma, estaré contigo. ¿Está bien?

—Ujum.

Las manos de Satoru grande se despegaron de las suyas para acariciarle la espalda. Yuuji se estremeció al escuchar el suspiro pesado que emitió el otro, estaba preocupado.

—Créeme que lucharé con todo lo que tengo para volver a tu lado. Pero si no vuelvo, quiero que luches también con todo lo que tienes, salva a la humanidad, Yuuji.

—Quiero salvarte a ti.

¿Por qué había dicho eso?

—No te preocupes, si sale mal nosotros nos encontraremos en la siguiente vida, pequeño Yuuji —Satoru lo levantó como a una pluma, acostándolo encima de su cuerpo. Itadori levantó la mirada para ver el rostro del hombre que le hablaba, pero solo vio dos enormes ojos azul cielo.

—¿¡SEÑOR YUUJI!? —Eran los dos ojos turquesa del pequeño Satoru que tenía la carita casi pegada a la de su niñero— ¡Hora de levantarse!

—Buenos días, amiguito.

El niñito saltaba en la cama improvisada de Yuuji para terminar de despertarlo. Itadori vio a aquel niño tan enérgico, tan sonriente, rebosante de felicidad... ¿iba a perder la vida en un combate cuando fuera mayor?

Sintió un nudo enorme en la garganta, el pequeño Satoru no merecía eso. Yuuji le abrió los brazos y el niño, emocionadísimo, con los ojos brillantes de amor, se fue al encuentro de esa muestra de afecto tan simple, maravillosa y tierna como lo era un abrazo de su amado niñero.

Itadori lo abrazó tan fuerte como hubiese querido abrazar al "Satoru Grande"

—¡Señor Yuuji! ¡Buenos días! ¡Te quiero mucho! ¡mucho y mucho! Cuando sea grande como mi papá me voy a casar contigo.

—Yo también, mi pequeño Satoru—decía dándole un besito en la frente—. ¿Quieres desayunar waffles de chocolate con frutas?

La carita de felicidad no tuvo precio.

—¡Sipi! ¡Son mis favoritos! 

Cuando sea grande, me voy a casar contigo #GOYUUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora