Cumpleaños en el parque

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Desde el sueño de los waffles de chocolate, Yuuji se comportaba mucho más amable con el pequeño Satoru. El universitario estaba segurísimo de que en sus sueños veía el futuro y quería hacer todo lo posible para que el niño tuviese una infancia tranquila y feliz.

Hoy tenía que llevarlo a una fiestecita en el parque, sus padres estaban muy ocupados pero el pequeño Satoru no se podía perder del cumpleaños de uno de sus amiguitos.

Así que ahí estaba Yuuji, llevando de la mano al niño, pendiente de que no se ensuciara la ropa en el camino, de que no estropeara el regalo, ni que se tropezara al brincar, de que caminara mirando al frente y no a todos lados menos para donde tenía que ver...

"¡Qué difícil es ser niñero en la calle! Debí haber pedido más dinero"

—Señor Yuuji—otra vez esa sonrisita bonita—, ¿hoy te quedas a dormir?

—No amigo —respondió Itadori con otra sonrisa—, hoy solo te llevaré de fiesta y luego a casa, ¿está bien?

Recibió un puchero por respuesta.

—Oye, Satoru. Estamos en la calle, no te pongas así.

Silencio con trompita enojada.

—Otro día que tus padres me necesiten, me quedaré. Pero hoy vamos al cumpleaños de tu amiguito, ¿no estas contento de estar conmigo? —Yuuji hizo un gesto teatral— es nuestra primera salida como niñero y niño.

—Chí.

—Bueno, bueno —acarició sus cabellos blancos con unas palmadas amistosas—. No hay lugar para enojarnos, ¡hoy vamos a pasarla bien!

Llegaron los dos al parque en donde se celebraba la fiesta, estaba todo decorado con figuras de Goku: globos de colores naraja y azules, figuras del saiyajin por todos lados, bocadillos dulces y salados en una gran mesa al fondo... "¡Qué bonito!", pensó Yuuji, que nunca le habían celebrado un cumpleaños de esa manera cuando era niño.

Un niñito vestido de Goku venía corriendo a recibirlos:

—¡Satoruuuu! —parecía muy feliz de ver a su amigo allí. Gojo chiquito lo recibió con los brazos abiertos y una enorme sonrisa.

—¡Suguru! ¡Feliz cumpleños! Te traje este regalo, pero mi mamá dice que no lo abras hasta que termine la fiesta porque si no vas a botar todas las figuritas.

Los niños se fueron corriendo tomados de la mano, mientras que Yuuji buscaba algún sitio para sentarse. A una distancia prudente, veía a los dos niñitos jugar: corrían como locos y se lanzaban del tobogán como que no había un mañana.

"Satoru sí que tiene energías", se reía para sus adentros, aunque luego le invadió un pensamiento melancólico "¿De verdad este niño tiene que pelear con alguien en el futuro? Ojalá se trate solo de una terrible pesadilla". E igualmente, se cuestionaba por qué él tendría que tener una relación romántica con el pequeño Satoru ¡se llevaban unos cuantos años! ¡Trece para ser exactos!

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no se dio cuenta del drama que pasaba en la rueda del parque. Satoru chiquito venía corriendo hacia él hecho un mar de lágrimas.

—¿Qué pasó, amigo? ¿Por qué lloras?

—Suguru es mío, es mío —balbuceaba entre escandalosos llantos.

—¿Cómo así? ¿Qué pasó?

Itadori levantó la vista y vio al cumpleañero jugando con una niña de cabello castaño y un niño rubio que recién llegaban a la fiesta.

—Oye, Satoru —le dijo suavemente agachándose para quedar a su altura—. Tu amigo puede tener otros amigos, no pasa nada por eso.

—¡NO!

—Hey... —Itadori sacó toda la paciencia y amor que tenía para tratar de calmar los celos de su niño que tenía ya toda la cara llena de lágrimas y mocos— Suguru no dejará de ser tu amigo por jugar con otros niños. Anda, ve con ellos.

En eso, venía Suguru con el niñito rubio. Yuuji le limpiaba la carita a Gojo con toallitas húmedas cuando su niño le dijo:

—Suguru es mío. No quiero que juegue con Nanamin.

Una punzada estremeció el corazón de Itadori, que casi se cayó de culo.

"Nanamin"

La imagen de un hombre alto, apuesto y fornido, medio vestido y medio quemado llegó a su cabeza.

Nanamin
Itadori
"Te dejo el resto a ti"

Giró el rostro lentamente en dirección al niño rubio, que lo observaba también, serio y curioso.

"Te dejo el resto a ti"

Estaba temblando, ese niño lo conocía de algún lugar, de algún momento. Pero adulto.

"Te dejo el resto a ti"

—¡Los niños siempre son tan inmaduros! —interrumpió la niñita sacándole la lengua a Gojo chiquito— ¿no podemos jugar todos juntos, Satoru?

Su niño se entretuvo peleando con la amiga, sacándole la lengua también. Suguru estaba a un lado riéndose tímidamente, estaba acostumbrado, sus amigos eran así siempre y... el pequeño Nanami veía a Yuuji como si él también hubiese tenido un flash back en su cabecita. Pero, a diferencia de Itadori que estaba aterrado, el niño se veía bastante tranquilo.

—¿Estas bien, Itadori? —le preguntó mini Nanami, con aprehensión en la mirada.

—Sí...

—Yo ya estoy bien. ¿Ves?

—¡NANAMIN NO-HABLES-CON-MI-YUUJI! —ahora el pequeño Satoru estaba hecho una furia— ¡ES MÍO! —gritaba colgándose del cuello de su niñero— ¡CUANDO SEA GRANDE ME VOY A CASAR CON ÉL! ¡NO LO MIRES!

Cuando sea grande, me voy a casar contigo #GOYUUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora