Satoru chiquito lloró toda la noche porque su niñero le había gritado. Aunque Yuuji se retractó casi al momento, fue imposible calmarlo. Era muy complicado para el universitario lidiar con una personita que tenía recuerdos de persona adulta con reacciones de bebito.
—Te busqué en la otra vida y así es como me tratas —decía con el corazón destrozado y la carita llena de lágrimas—. Ya no quiero que vengas más. Vete, Yuuji.
Itadori no sabía que decir, era la primera vez que veía al niño sufrir de aquella manera. Se sintió muy mal por la forma en la que había actuado, pero fue una reacción por el miedo del momento, no porque le quería gritar.
—Lo siento... me asusté... no quería gritarte. Tus papás me pagan por cuidarte, así que no puedo irme... no te voy a dejar solo, amiguito.
—¡NO ME DIGAS AMIGO! —reclamó el nene lleno de furia— ¡Y YA SÉ QUE ESTÁS AQUÍ ES PORQUE TE PAGAN NO POR MÍ!
Eso al comienzo sí era así. Itadori solo aceptaba cuidar a aquel pequeño demonio era por la grandiosa paga que le daban los señores Gojo. Pero, desde hacía un tiempo para acá, las cosas cambiaron. Sí iba hasta aquella casa para estar con Satoru, Yuuji había entendido que ese niño de cabellos como la luna era su alma gemela que lo fue a buscar hasta la otra vida. Y claro que quería estar con él.
—Oye... Satoru. Vamos a lavarte la cara, hablemos.
Sorpresivamente, el niño aceptó ir hasta el baño con su niñero de la mano. A Yuuji se le hizo chiquito el corazón al ver que los moquitos se le salían solos de la nariz, que tenía los ojitos rojos y las enormes pestañas mojadas.
—Perdóname, Satoru —comenzó a decirle luego de haberle lavado la cara con jabón de avena y miel. Ahora secaba su rostro precioso con una pequeña toalla—. No quise gritarte, solo... solo quiero que entiendas que ahorita estás en el cuerpo de un niño y que está mal que me beses, puedo ir a prisión ¿sabías?
Satoru no le respondió, pero un puchero apareció en su boquita.
Yuuji le cambió el pijama por otro, ya que este estaba lleno de mocos, y mientras lo hacía le preguntó nuevamente si quería hablar con él.
—No.
—De acuerdo... pero, ¿sí vamos a dormir juntos? Me da miedo dormir solito —mintió el universitario.
Silencio. Solo una trompita de enojo.
"Bueno al menos no es una negativa"
Se fueron nuevamente a la habitación del niño, buscando acomodarse entre los cojines y cobijas, seguía haciendo frío, por lo que Yuuji le dijo a Satoru chiquito que lo abrazara. El niño lo hizo, pero sin dirigirle le palabra.
—¿Sabes Satoru? En estos días volví a tener un recuerdo de nuestra vida pasada —le dijo susurrando y, al mismo tiempo, jugando con sus cabellitos blancos—. Estábamos en una sala así de bonita como la de esta casa... y me contabas de unos tipos a los que habías derrotado antes de conocerme. Te gustaba mucho hablar de tus hazañas —Itadori hizo una pausa, a ver si el niño le respondía. Pero Satoru no decía nada, así que decidió continuar—. Cuando eres tú en tu versión grande, te ves increíblemente perfecto... eres inteligente, divertido, amoroso y tierno. Ahorita también lo eres, me encanta tu versión de niño. Pero tenemos que esperar, ¿está bien?
—Vete.
Ouch.
—Satoru... no me voy a ir. Quiero estar aquí contigo.
"Si coincidimos en la otra vida, ¿me reconocerías?" le había dicho una vez el Satoru grande, mientras le daba de comer heladito de fresa en la boca.
"Claro que sí. Vería a través de tus ojos y encontraría tu alma"
"Y, ¿si reencarno en alguien que no se ve como yo? ¿aún me amarías?"
"Te amo por cómo es tu corazón, no solo por eres por fuera. Así que sí, siempre te amaría, Satoru"
"¿Te imaginas que en esa vida tú tengas ochenta años y yo sea un niño de tres?"
"Entonces me aseguraré de que seas el niño más consentido del mundo. Estando cerca de mí, jamás llorarías"
—Satoru... perdóname. Olvidé mi promesa.
Yuuji se puso de medio lado para mirar el rostro del niño, que seguía despierto y con trompita de enojado. Con el dorso de la mano, le acarició la carita como si estaba hecha de la cosa más delicada del mundo.
—Hagamos un trato mientras te haces grande. Todos estos años vamos a compartir mucho juntos, a crear recuerdos, a jugar, a mirar series, a conversar de todo lo que queramos. Te enseñaré a cocinar galletas, tortas, waffles de chocolate con frutas. Iremos al parque, jugaremos deportes y si quieres invitamos a tus amiguitos. Todo esto mientras estas chiquito. Te prometo que te abrazaré mucho, tendrás permiso para besar mi mejilla y caminar de mi mano —los ojitos azules se abrieron, ilusionados con saber que podía tener algún tipo de contacto físico con su Yuuji—. Esperaremos a que seas mayor de edad, y ahí decidirás si quieres tener otro tipo de relación conmigo.
—Sí quiero.
—Ja, ja, ja, espera. Eso lo decidirás cuando estés grande como yo. Si todavía quieres, entonces te pagaré todos los besos que te voy a comenzar a deber desde hoy hasta ese día. Y te casarás conmigo, con una enorme fiesta y los dos usando trajes blancos. ¿Qué te parece? ¿Estás dispuesto?
—Chí.
ESTÁS LEYENDO
Cuando sea grande, me voy a casar contigo #GOYUU
FanfictionEl universitario Itadori Yuuji es un chico que ama los niños, tanto que en sus tiempos libres trabaja como niñero a medio tiempo. En uno de sus cuidados conoce al pequeño Satoru Gojo, quien le hace comentarios inquietantes sobre una vida pasada. Art...