Increíblemente, las clases ya no eran tan molestas debido a mis recientes intenciones de «no odiar» a Lee Chan.
Tanto así que habíamos terminado en el mismo grupo para una actividad de química. No había sido mi intención inicialmente, pero el profesor Jeon lo había decidido, así entonces no podía hacer nada para cambiarlo, aunque lo intenté.
—Profesor—lo llamé cuando ya todos habían salido del salón—sé que dijo que eligió los grupos en vista de la similitud en las notas académicas, pero quería saber si no hay forma de que me cambie de compañero.
Por el rostro inmóvil del profesor supe cuál sería su respuesta.
—Como usted lo dijo señorita, los grupos fueron armados de esa manera por una razón.
No insistí más y resignada acepté mi mala suerte.
Ya en el laboratorio me senté junto a mí némesis que hablaba con la presidenta del salón que se encontraba a varios metros de distancia.
—Si te parece bien comenzamos con esto—le dije mientras tomaba los tubos de ensayo y los llenaba con los elementos necesarios.
—Está bien —respondió girándose en mi dirección y dedicándome una de esas sonrisas que le daba a Haewon.
—Hay algo raro en ti —comenté mientras bajaba la mirada al libro de notas para evitar el contacto visual.
Lee Chan levantó una ceja, claramente sorprendido por mi comentario. Sus ojos reflejaban confusión mientras intentaba entender a qué me refería.
—¿Raro en mí? ¿A qué te refieres?—preguntó, con un tono ligeramente desconcertado.
—Bueno, no sé, es solo que… —traté de encontrar las palabras adecuadas, pero mi mente estaba tan ocupada pensando en cómo intentar no odiarlo que mis pensamientos se convirtieron en un lío—. ¡Ah, olvídalo!
Me incliné sobre la mesa, tratando de concentrarme en la tarea en lugar de en la presencia incómoda de Lee Chan. Sin embargo, mientras vertía uno de los líquidos en el tubo de ensayo, me distraje por un momento y derramé un poco sobre mi mano.
—¡Ay! —exclamé, sintiendo un ligero ardor en la piel.
Lee Chan se dio cuenta de mi accidente y se apresuró a ayudarme, alcanzando una toalla de papel y ofreciéndomela.
—Lo siento, no fue mi intención —se disculpó, su expresión estaba preocupada.
—No importa, fue un accidente —murmuré, sintiendo cómo la tensión entre nosotros aumentaba nuevamente.
Hubo un breve momento de silencio incómodo mientras ambos procesábamos lo que acababa de suceder. Finalmente, decidí romper el hielo.
—Supongo que esta es otra razón por la que deberíamos cambiar de compañeros, ¿no crees? —bromeé, tratando de aliviar la situación.
Pero en lugar de reír, la expresión de Lee Chan se endureció.
—¿Cambiar de compañeros por un accidente? Vaya, pensé que eras más madura que eso, Liu Tao —respondió, su tono ahora más frío— en vez de eso debes tener más cuidado.
Sus palabras me tomaron por sorpresa, y sentí un destello de indignación.
—No me llames inmadura, Lee Chan. No fue solo un accidente, fue culpa tuya por distraerme —le dije en forma de réplica, con mi voz elevándose un poco.
La atmósfera entre nosotros se volvió tensa, y nos miramos con miradas desafiantes.
—Tal vez deberíamos ir a la enfermería y asegurarnos de que no te estés convirtiendo en un monstruo químico —sugirió Lee Chan sarcástico.
Sin decir una palabra más, me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta, con Lee Chan siguiéndome de cerca. A pesar de nuestra discusión, ambos sabíamos que era lo correcto buscar ayuda médica.
En la enfermería, la enfermera nos recibió con una sonrisa amable. Después de examinar mi mano, confirmó que solo era una quemadura leve y procedió a limpiarla y aplicar un poco de crema.
Mientras tanto, Lee Chan se disculpaba nuevamente por el incidente, esta vez de manera más sincera.
—Lo siento de verdad, Liu Tao. No fue mi intención distraerte ni provocar que te lastimaras —dijo, su expresión mostrando genuino remordimiento.
Sus palabras me sorprendieron, y por un momento consideré dejar de lado el pequeño conflicto de antes y aceptar su disculpa. Sin embargo, la ira y la frustración aún bullían dentro de mí, y aunque lo intentaba, no estaba lista para perdonarlo completamente.
—Está bien, Lee Chan. No fue tu culpa, tendré más cuidado la próxima vez—respondí, tratando de mantener mi voz tranquila y neutral.
Después de que la enfermera terminara de curar mi mano, nos despedimos y regresamos al salón de clases. Cuando entramos, Seokmin nos miró con sorpresa evidente.
—¿Qué están haciendo juntos? —preguntó, con una ceja levantada.
Lee Chan y yo intercambiamos una mirada incómoda antes de que yo explicara brevemente lo que había sucedido y por qué habíamos ido a la enfermería juntos.
—Bueno, supongo que ahora Liu Tao y tú son buenos amigos—bromeó Seokmin, tratando de aliviar la tensión.
Minghao arqueó una ceja, claramente escéptico.
—Lo dudo. Probablemente, solo estén fingiendo para evitar pelear en público —dijo, con una sonrisa burlona.
Negué con la cabeza con firmeza.
—No, no somos amigos. Seguimos llevándonos igual de mal que siempre—aclaré, enfatizando la última parte y finalmente volví a mi lugar.
A pesar de la pequeña tregua que habíamos tenido en la enfermería, no había duda de que nuestra relación seguía siendo complicada y llena de conflictos.
No intercambiamos una sola palabra en el resto de la clase, pero aun así terminamos el trabajo de manera exitosa a pesar de la herida en mi mano.
—Nos vemos luego—me saludó para luego irse camino a la cafetería acompañado de Haewon.
—Vaya, parece que la presidenta y Lee Chan se han vuelto más que cercanos.
—Oí que Lee Chan va a declararse pronto—agregó Minghao.
—Vamos a facilitarle las cosas—dijo Mingyu que se había colado en la conversación, se puso de pie y casi gritando, anunció—. ¡Fiesta en mi casa esta noche!
Seokmin y Minghao me miraron entusiasmados y yo rápidamente negué, aunque con las miradas de súplica que me dieron terminé por aceptar.
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