Capítulo 39

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Vader estaba perplejo, no podía creer la imagen que tenía de frente, ¡Padme! ¡Su Padme! Estaba allí, sana y salva, aunque físicamente cambiada era sin duda ella, su cabello ahora rubio era más corto y sus ojos avellana ahora cubiertos por lentillas eran verdes.

—¡Padme! —repitió Vader.

—¿Se te rayó el disco acaso? —preguntó Padme cansada de ser vista como un espectro.

—Yo, yo creí que —empezó a decir Vader sonando vulnerable por primera vez en años.

—¿Que me habías acabado? Casi, debiste apretar un poco más —interrumpió Padme.

—Has cambiado mucho —dijo Vader evadiendo el tema.

—Bueno, la galaxia entera ha cambiado —respondió Padme con reproche.

—Eso era necesario —dijo con calma Vader.

—¿Dejar a toda la galaxia en manos de un viejo tirano sediento de poder era necesario? —preguntó Padme con indignación en su voz.

—Incluso en manos de un Bantha si con eso pudiese salvarte a ti y a nuestros hijos —respondió Vader sin mostrar ni un ápice de vergüenza o remordimiento.

—¡Nuestros hijos! ¡Ahora son nuestros hijos ¿cierto?! Después de que casi nos mataste a los tres —exclamó Padme.

—Padme yo... —intentó disculparse Vader.

—¡No! No quiero escucharte, no me interesan tus excusas y no quiero que me expliques nada, mi única prioridad ahora es recuperar a MIS hijos —declaró Padme con rencor en su voz.

—¿Y cómo piensas hacerlo? No creerás que te los daré así como así ¿o sí? —preguntó Vader con humor.

—¿Te parece que bromeo Ani? —preguntó Padme tratando de mantener la calma. 

Vader se quedó callado, no había escuchado ese apodo desde hacía muchos años.

—Padme, te guste o no las cosas han cambiado, y los niños están donde deben estar, con su padre, no con las personas que los Jedi escogieron a su antojo para que los adoptaran y los alejaran de mí —dijo Vader con amargura.

—¡Ay por favor! El papel de víctima te queda muy mal, y si realmente los Jedi tomaron esa decisión fue para evitar que involucraras a mis hijos en tus porquerías —defendió Padme.

—¿Y todavía te atreves a defenderlos? Si yo no los hubiera encontrado tú no tendrías la mínima posibilidad de verlos ahora —reprochó Vader.

—¿Eso crees? No creo que ninguno de ellos me hubiese ocultado el paradero de mis propios hijos, es más, ni siquiera tendrían motivos para hacerlo —respondió Padme.

Vader suspiró bajo su máscara y le dijo...

—Como sea, ahora voy a dejar que elijas.

—¿Elegir qué? —preguntó Padme con nerviosismo en su voz.

—Puedes venir conmigo a Mustafar y vivir con nosotros bajo mis designios, o puedes regresar a donde sea que te hayas escondido, pero eso sí, en el caso de que decidas irte no será con mis hijos —respondió Vader con advertencia en su voz.

Padme se quedó helada, Vader la había puesto entre la espada y la pared, por un lado, no quería volver a ver a ese desgraciado nunca más, pero por el otro, no quería quedarse sin ver a sus hijos nunca más, después de todo, ellos eran lo único que le quedaba para seguir viviendo. Tomando en cuenta que no parecía haber ninguna esperanza para la galaxia y su propio esposo había sido el causante de ello junto con su emperador, así fue como Padme, después de meditar la situación por un buen momento le preguntó a Vader...

—Si acepto venir contigo ¿los niños sabrán la verdad? ¿Sabrán mis hijos que soy su madre? —preguntó Padme.

—Por supuesto que sí —respondió Vader ofendido de que ella creyera otra cosa.

Padme suspiró con resignación, miró a Vader directamente y con un tono helado le dijo...

—Te sigo.

En ese momento, Vader sintió una oleada de satisfacción, finalmente, después de tanto dolor y tantas desgracias su familia se reuniría de nuevo, claro, llevaría tiempo, pero esperaba que los niños lograran ablandarle el corazón a Padme. Y quizás, con el tiempo, ella logre perdonarlo y entender el porqué hizo lo que hizo.

Al salir de la escuela, ambos subieron a la nave y Vader la puso en marcha.

Mientras tanto en la casa, Luke y Leia estaban así...


—¿Qué crees que esté pasando —preguntó Luke

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—¿Qué crees que esté pasando —preguntó Luke.

—No lo sé —respondió Leia.

—¿Se habrá enojado papá? —volvió a preguntar Luke.

—Puedes apostar la galaxia —respondió Leia.

Luke tragó en seco, había visto enojado a su padre, pero siempre fue contra otros, y aun así no era bonito, no quería ni imaginarse lo que les vendría cuando regresara y, sobre todo, no quería saber cómo habría terminado la "conversación" entre su padre y su profesora. Sólo podía rezar a los dioses para que la señorita Radescu estuviera bien. De un momento a otro, lo sintieron en la Fuerza, su padre se encontraba muy cerca y no pasó mucho tiempo antes de que lograran escuchar el ruido del motor de su nave.

En ese instante, todo el valor y la bravuconería de Leia se habían ido, miró a su hermano, lo tomó de la mano y le dijo...

—Esto no se ve bien, fue un gusto conocerte hermano.


Los gemelos se abrazaron y fueron a la sala, rogando a la Fuerza por algún milagro que los salvara de la ira de su padre, poco sabían de la sorpresa que les esperaba

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Los gemelos se abrazaron y fueron a la sala, rogando a la Fuerza por algún milagro que los salvara de la ira de su padre, poco sabían de la sorpresa que les esperaba.



Mi luz, tu fuerza, nuestro equilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora