-Capitulo 26: Es hora

55 4 28
                                    

CLOVE:

Después de la cena vemos la repetición de las entrevistas en la sala, nada muy interesante dejando de lado el final de los del 12.

Mañana al alba los levantarían para prepararnos para la arena, los juegos empiezan a las diez pero deciden levantarnos temprano en caso de que la arena no quede cerca y sea un viaje más tardado.

Nuestros mentores, tanto Brutus cómo Enobaria, ninguno iría con nosotros y Felicia mucho menos. Apenas nos fuéramos ellos se desplazarían a la sede de los juego, donde si logramos tener suerte reclutaran patrocinadores y trabajarían una estrategia para ver cuándo y cómo enviarnos los regalos.

Las únicas personas que estarán con nosotros hasta el último minuto serán Christa y Claude, nuestros estilistas.

Iríamos a despedirnos de nuestro equipo antes de ir a acostarnos, ya que probablemente no volveríamos a verlos.

Felicia me abrazo tanto a mi cómo a Cato;

—Chicos, confió en ustedes más que nada en este mundo, que la suerte este siempre de su lado.

Sus palabras hicieron que escalofríos recorrieran mi cuerpo de tan solo pensar en que algo malo pasara en la arena, pero solo le dediqué una sonrisa de agradecimiento

—Cato, Clove, ser sus mentores fue un orgullo para nosotros y no dudamos en sus habilidades —dijo Enobaria.

—Dejen hasta su último suspiro en esa arena y hagan orgulloso a su distrito. —añadió Brutus.

Cato sonrió.

—¿Último consejo? —Pregunté

—Ni por un segundo piensen que tienen los juegos ganados, la ambición puede ser su peor enemiga dentro de la arena, tampoco crean en que sus aliados duraran por siempre, en cualquier minuto podrían atravesarles un cuchillo por el cuello.

La mirada de Brutus era firme pero confiada, el confiaba en nosotros, lo hacía mucho más que nosotros mismos.

Nos despedimos de ellos con un abrazo, luego Cato y yo nos retiramos para ir a nuestras habitaciones.

Ambos nos quedamos parados en los umbrales de nuestras puertas, mirándonos fijamente, sin saber que decir. Era la última noche que pasaríamos aquí, a salvo los dos juntos.

—Supongo que esto es todo —balbucee

Su rostro se tornó oscuro y apretó los labios;

—No quiero que acabe aquí Clove, no quiero que esto termine, nunca.

"Yo tampoco quiero" —pensé pero no fui capaz de responder.

—Clove.. por favor di algo —su mirada era desgarradora, sabía que si no decía algo en ese minuto lo perdería.

—No se ni por un segundo como fui capaz de pensar en matarte Cato, no puedo hacerlo, ni en un millón de años sería capaz. —No quería despedirme de él, no quería que esto acabara pero no tenía opción.

Cato solo sonrió con esa típica sonrisa que me encantaba, esa sonrisa que solo me dedicaba a mi.

—Ven aquí Clovie —dijo estirando su mano, yo la tome y nos abrazamos, no nos importaba estar en medio del pasillo, no nos importaba que alguien nos viera porque éramos Clove y Cato, los mismos de siempre.— Clove, voy a sacarte de ahí lo prometo.

—Cato pero si haces eso moriras.. solo uno saldrá y no estoy dispuesta a ser yo.

—Daría mi vida con tal de que tu sobrevivas —dijo aún sin soltarme

Lágrimas corrieron por mis mejillas y el se separó de mi para limpiarlas con su pulgar, quería que me abrazara de nuevo y mantenernos en este minuto por siempre.

★ the star-crossed lovers of district two ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora