-Capítulo 11: No puedo

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¡ESTE CAPÍTULO TIENE ESCENAS UN POCO SUBIDAS DE TONO! (solo un poco bro, tranqui)

CATO:
Seguía un poco enojado con Clove, no sabía porque exactamente pero el simple hecho de haberla visto con Theoden me calentaba la sangre.

Después de encontrarla fui con Clove al lugar donde habíamos quedado, había llevado su comida favorita y un pequeño pastel para festejarla, ella me explico lo que realmente había pasado y solo le dije que no tenía que darle explicaciones, era su cumpleaños y no quería pelear pero claro, Cato Hadley siempre tan rencoroso que los celos me comían por dentro.

ahora aquí estamos, de nuevo en un día de entrenamiento como si nada hubiera pasado.

Vi a Clove desde el otro lado de la sala en el puesto de cuchillos, era lo que mejor se le daba y nadie del distrito lograba superarla.

agarro unas cinco dagas y empezó a lanzarlas, dos de frente, dos de lado y una de espaldas, todas dieron en el blanco, sonrió orgullosa y fue a buscar más dagas.

Yo la miraba como un tonto porque no sabía que hacer, era uno de esos días donde llegaba al puesto de espadas y no era capaz ni de agarrar una.

Minutos después agarre mi espada y empecé a decapitar muñecos sin piedad, de espalda, con los ojos cerrados, en el pecho, de cualquier forma.

Después de una larga tarde de entrenamiento mi cuerpo no podía más y me exigía un descanso pero como un buen profesional no podía irme así como si nada hasta que llegó mi salvación.

—Cato! vamos, ven a mi casa a pasar el rato —dijo Clove

—Déjame que me doy una ducha rápida y vamos —le dije sin dudar

————

Íbamos camino a casa de Clove, riéndonos por los malos chistes que Syrio le contaba a Clove mientras entrenaban.

Llegamos y abrió la puerta

—Papá?? —dijo, nadie respondió. —parece que estamos solos, ven —me extendió la mano y subimos a su habitación

Me senté en su cama y ella se sentó al lado mío apoyándose en mi pecho, tenerla cerca me ponía más tranquilo.

agarre su mentón y hice que me mirara a los ojos, después de eso la besé, la besé con mas intensidad que nunca, su cuerpo sobre el mío, sus manos en mi cuello y las mías en sus caderas. Solo quería olvidar, olvidar todo la mierda que había vivido últimamente para centrarme en ella, en Clove.

Nos separamos para tomar aire y nos quedamos mirándonos deseando más.
Empecé a besar su cuello y de un momento a su ropa empezó a desaparecer, baje mis labios a su clavícula y ella solo acariciaba mi pelo, pasaba sus manos por mi cabeza y presionaba hacia abajo en un gesto de puro deseo.

Clove metió sus manos bajo mi camiseta, sentí como acariciaba mi espalda y mi marcada estructura ganada por los años de entrenamiento como profesional, al sentir esto decidí atreverme un poco más, le solté el pelo y quité mi camisa, dejando ver mi torso desnudo,   Sus manos recorriendo cada centímetro de este y la volví a besar, agarraba sus espalda baja con una mano y la otra la lleve a su cuello, acariciando su torso, su mandíbula, su pecho, quería sentirla. Enrolle mi lengua con la de ella, esta vez tratando de quitar su sujetador por detrás.
Sentí como Clove trato de desabrochar mi pantalón, ahí fue cuando me di cuenta de que no podía hacerlo.

—No, Clove, esto está mal. —dije, escondí uno de sus oscuros mechones de pelo detrás de su oreja viendo su cara de lastima.

—Pero porque, Cato, yo pensé que tú también..

—Clove, si quiero, pero no quiero que ninguno de nosotros se arrepienta después. Somos profesionales. —dije con voz firme.

Me acerqué a ella y la besé, después me puse mi camiseta y le pase a Clove la suya, la abrace y ella se acurrucó a mi lado pero ya no era lo mismo. No se sentía correcto llegar a sentirme así.

Pensé que lo que sentía por Clove era puro deseo, una mezcla de sentimientos que se irían pero solo crecían y crecían, ya no sabía cómo pararlos. Nosotros éramos profesionales, el amor no era un lujo que pudiera darme pero no lograba evitarlo.
Muchísimas chicas del distrito incluida Adalia me habían ofrecido pasar el rato y no voy a negar que algunas veces acepte hacerlo pero nadie se sintió como Clove, a pesar de que Clove y yo no llegamos a la intimidad yo sabía que si lo hubiéramos podido hacer solo que no quise, no quise porque supe que después la lastimaría. No quería que ella se acostumbrara a mi.

Mi cabeza era un mar de emociones y sentimientos, esto sería un gran problema a la hora de entrenar y no solo eso, al sufrir problemas de ira todo se me complicaría y quien iba a ayudar a Cato Hadley, el egoísta, agresivo, malhumorado, inservible, indiferente, desagradecido, problemático y temido Cato Hadley? Nadie, ni la misma Clove sería capaz porque esto recién empezaba. La silueta que pensé ya haber dejado atrás estaba regresando. Cato Hadley, el verdadero, estaba volviendo pero esta vez era como si hubiera algo más que solo ira.

★ the star-crossed lovers of district two ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora