-Capítulo 9: Señales

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CLOVE:
Las cosas habían mejorado, mi padre y yo habíamos empezado a hablar un poco más, sabía que el no podía hacer nada para salvarla, mi madre no iba a ser salvada y por mucho que doliera no era su culpa.
Cada día faltaba menos para la cosecha y para mi cumpleaños, no quería irme de aquí peleada con mi padre, el y mamá siempre quisieron que yo fuera a los juegos y los ganara, lo haría por ella y por el.
No volví a hablar con Cato después de esa tarde en la que lo salude pero ahora nos dedicábamos miradas tiernas, ya no eran de odio o desagrado y de vez en cuando alguna que otra sonrisa.
Con eso me bastaba,.

Estaba acostada en mi cama mirando el techo, pensando, descansado un rato cuando sentí que golpeaban mi ventana, lo ignoré.
De la nada escuché un golpe más fuerte

—Clove! ¿estás ahí? —dijo una voz masculina que no logre reconocer a causa de el bajo volumen con el que hablaba

Me levante rápidamente y me asome por mi ventana, ahí estaba el, parado con sus ojos en mi y una sonrisa. Su pelo rubio despeinado y un pequeño corte en su cara a causa de una caída entrenando ayer

—Cato?, que haces aquí?

—Baja, vamos a dar una vuelta —dijo

Me lo pensé pero después accedí, agarre un abrigo y baje intentando no hacer ruido. Me intrigaba saber que planes tenía Cato en un distrito tan divertido como el nuestro

—Me dirás que haces aquí o que —le dedique una mirada curiosa

—Solo tenía ganas de respirar, Syrio no estaba en su casa y la persona que me quedaba más cerca eras tú, ven, dame tu mano —me extendió su mano y la tomé, luego empezó a correr arrastrándome detrás suyo

Fuimos hasta un prado que quedaba poco más allá del centro de entrenamiento, nos sentamos cerca a un lago.

—No tendremos problemas si nos encuentran aquí?

—Clove, respira, te recordaba más rebelde —dijo riendo

—Claro que lo soy, solo que es muy distinto a que me agarre un agente de la paz y me ejecute enfrente de todo el mundo al igual que mi madre —dije, luego de ver su expresión de incomodidad decidí callarme —Perdón..

—Está bien —sonrió con lastima

Nos quedamos en silencio pero no fue incomodo como cuando fuimos a su casa y tuvimos esa especie de "pelea", fue distinto, ninguno tuvo que decir ni una palabra para entender al otro, estábamos tranquilos y con la compañía del otro bastaba.

—Cato, puedo preguntarte algo? —rompí el silencio

El solo asintió con la cabeza

—pero no te enojes, solo quiero saber porque de un día para el otro empezaste a ignorarme, me mirabas mal, eras otra persona Cato, y porque en la práctica de ese día no acabaste conmigo, tú sabes que si podías hacerlo

Pensé que se tensaría o algo así pero no, solo lo vi jugar con sus manos, y mirar el lago, como si buscara la respuesta correcta

—Clove no puedo desconcentrarme de mi objetivo y lo sabes, perdón si pareciese que te odiara o algo. Y sobre el entrenamiento, yo nunca hubiera sido capaz de hacerte daño, y se lo que dije acerca de los juegos Clove pero dejemos eso de lado por ahora, es lo único que te pido —me miro y vi suplica en sus ojos

—Tienes razón —dije

No sabia cómo sentirme acerca de eso, no sabía si lo que el decía era mentira pero quería creerle.

—Gracias por entenderlo.

Sentí la mirada de Cato fija en mi, me giré para mirarlo y vi cómo se acercó a mi, mi mirada decidida, firme, tratando de demostrar cualquier cosa menos mi nerviosismo. Los ojos azules de Cato, sus labios, su cejas, su respiración mezclándose con la mía. Era la segunda vez que vivíamos una situación así y esta vez no quería que acabara nunca.

—Clove..de verdad que lo intento pero no logro sacarte de mi cabeza—lo escuche decir entre dientes, de la nada sus labios chocaron con los míos de la forma más dulce y gentil posible, éramos Cato y Clove, éramos nosotros sin nada que nos pudiera molestar.

Separó sus labios esperando alguna reacción de mi parte y solo pude lanzarme hacia el cortando la pequeña distancia entre nosotros para juntar nuestros labios de nuevo, esta vez en un beso más profundo y largo.
Sabía que éramos del distrito dos, éramos profesionales y no podíamos dejar que los sentimientos se adueñaran de nosotros pero mi cuerpo reclamaba cada partícula del cuerpo de Cato, sus manos agarraron mi rostro y las mías se posicionaron en sus hombros. Siempre pensé que besar a Cato Hadley sería como una pelea de su boca contra la mía pero era todo lo contrario, sentí su delicadeza, y a pesar de que no fue un beso tan largo, fue lo suficientemente largo para resolver todas mis dudas.

Pasamos el resto de la tarde recostados en el pasto, mi cabeza reposaba en el pecho de Cato, sentía lo latidos agitados de su corazón

Cato me acompañó hasta mi casa y me dedicó una sonrisa de despedida, lo vi caminar y solo pude sonreír, estaba feliz.

————
—Clove.., Clove!, CLOVE! —escuchaba los gritos desesperados de Cato pero no podía llegar hacia el, corría por una especie de bosque, se sentía como si las ramas me traspasaran

—Cato!!? donde estás? —grite sin aliento, pero el parecía no oírme

Al parecer ya era demasiado tarde cuando lo encontré, su cuerpo yacía sobre el pasto, lleno de sangre e inmóvil

Trate de acercarme pero no podía, no podía ayudarlo.

—CATO! cato, no, no, no, porque..porque no puedo acercarme —grité desesperada

De la nada vi cómo se llevaban su cuerpo en una máquina

—CATO! —grite.

Me desperté, todo había sido un sueño, un mal sueño para ser verdad. Cato estaba vivo. El sudor caía por mi rostro y trataba de devolver mi respiración a su ritmo normal

En ese minuto no sabía lo que significaba ese sueño pero muy pronto lo descubriría.

★ the star-crossed lovers of district two ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora