⛓ Veintidós ⛓
Las estaciones se abren en costuras: primavera, verano, otoño e invierno.
Siempre las he imaginado como sacos gigantes llenos de aire, color y olor. Cuando es el momento para que una temporada acabe, las estaciones siguientes se rompen y se derramando sobre el mundo, ahogando a su predecesor cansado y menguante, con su fuerza.
El invierno había terminado. La primavera, se aparta y brota, derramando aire caliente y árboles de color rosa brillante en todo Seúl. El cielo era azul, y Woohyun podaba los arbustos en frente de mi casa. Mi brazo quedó atrapado en una rama la semana anterior, mientras caminaba a la puerta de mi casa y me hizo sangrar. Woohyun pensó que me hice el corte. Pude ver la forma en que lo examinó. Cuando juzgó mi herida, al ser demasiado curvilínea para venir de la hoja de un cuchillo, fue a buscar tijeras de podar mi garaje.
Normalmente contrataba una empresa de jardinería para hacer el trabajo en el jardín, pero aquí estaba mi médico, podando mis pequeños abetos. Lo miré por la ventana, estremeciéndome cada vez que sus brazos se flexionaban y las tijeras tomaban una nueva rama en su boca. Si accidentalmente se cortara un dedo yo sería responsable. Había hojas y ramas esparcidas alrededor de sus tenis. Nunca hacía suficiente calor en Seúl para que estuviera bañado en sudor, pero Woohyun estaba húmedo y agotado. No podías decirle a Woohyun que no hiciera algo. No escuchaba. Pero, el invierno había terminado y yo estaba cansado de ser su proyecto. Era como un accesorio allí. En mi sofá, en la cocina, podando mis setos. El aire era cálido y el cambio había llegado.
Myungsoo solía decirme que yo era un hijo de invierno, que los rayitos grises en mi pelo lo demostraban. Dijo que cuando las estaciones cambiaban, yo cambiaba. Por primera vez creo que tenía razón. —¿Cuándo vas a casa? —pregunté cuando entró. Él se lavaba las manos en el fregadero de la cocina.
—En unos pocos minutos.
—No, quiero decir en serio. ¿Cuándo te irás a casa y quedarás en casa?
Se secó las manos, tomó su tiempo en hacerlo. —¿Estás listo para que lo haga?
Eso me hizo enojar tanto. Siempre respondía a mis preguntas con una pregunta. Exasperante. Yo no era un niño. Podía cuidar de mí mismo.
—Nunca pedí que estuvieras aquí en primer lugar.—No. —Él negó con la cabeza—. No lo hiciste.
—Bueno, es hora de que te vayas.
—¿Lo es?
Caminó directamente hacia mí. Me preparé, pero en el último segundo viró a la izquierda y me pasó rozándome justo donde me encontraba parado. Cerré los ojos, mientras el aire que removió, se envolvía a mí alrededor. Tuve la idea más extraña. La más extraña. Nunca lo volverás a oler.
No era una persona olfativa. Era mi sentido menos favorito. No encendía velas, o pasaba por una panadería, atraído por el olor del pan. El olfato era sólo otro sentido que luchaba en mi habitación blanca. No lo usaba, no me preocupaba por él. Vivía en una habitación blanca. Vivía en una habitación blanca. Vivía en una habitación blanca.Pero... perdería el olor de Woohyun. Woohyun era olor. Ese era su sentido.
Olía a especias y hospital. Podía oler su piel, también. Sólo tenía que estar a unos metros de mí y podía captar el olor de su piel. —Woohyun. —Mi voz estaba llena de convicción, pero cuando se volvió hacia mí, con las manos en los bolsillos, no supe qué decir. Nos miramos el uno al otro.
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Vena Sucia
RandomCuando el solitario novelista Kim Sunggyu se despierta en su trigésimo tercer cumpleaños, todo ha cambiado. Enjaulado detrás de un cerco eléctrico, encerrado en una casa en medio de la nieve, Sunggyy es dejado para descifrar las pistas para descubri...