⛓ 21

6 1 0
                                    

Veintiuno

—¿Eres tú, Sunggyu?

Él me miraba intensamente. Yo no sabía lo que estaba pensando, pero sabía lo que yo estaba pensando: Maldito MyungSoo y su libro.

Apenas podía... no sabía cómo... Mis pensamientos temblaban fuera de mis manos. —Estás temblando —dijo Woohyun. Dejó el libro sobre la mesita de noche y me sirvió un vaso de agua. La taza era una de esas cosas de plástico pesado, demasiados colores mezclados. Me dio asco, pero la tomé y bebí un sorbo. La taza se sentía demasiado pesada. Parte del agua se derramó por la parte delantera de mi bata de hospital, pegándola a mi piel. Le entregué la taza de vuelta a Woohyun, que la dejó a un lado sin dejar de mirarme a la cara. Puso cada una de sus manos sobre las mías para estabilizarlas. Eso absorbió un poco de mi temblor.
—Él escribió esto para ti —dijo Woohyun.

Sus ojos estaban oscuros, como si tuviera demasiados pensamientos y ellos lo estaban llenando. Yo no quería contestar. Allí no había duda en la similitud de los nombres Sunggyu/Sungwoo. Tampoco había duda de la historia real en sí. La delgada línea que delimitaba la ficción de la verdad. Me enfermaba que MyungSoo contara la historia. ¿Nuestra historia? Su versión de nuestra historia. Algunas cosas deben ser enterradas y dejar que se pudran. Señalé el libro.

—Tómalo —dije—. Tíralo a la basura.

Sus cejas se juntaron. —¿Por qué?

—Porque yo no quiero el pasado.

Me miró durante un largo minuto, luego cogió el libro, lo puso bajo su brazo y se dirigió hacia la puerta.
—¡Espera!

Le tendí la mano por el libro y él me lo trajo de nuevo. Abriendo la cubierta le di vuelta a la dedicatoria, tocándolo suavemente, pasando los dedos sobre las palabras... entonces la arranqué. Fuerte. Le entregué el libro de nuevo a Woohyun, con la página
arrugada apretada en mí puño. Con cara estoica, él salió, las suelas de sus zapatos sonando en el piso del hospital. Thwuup... Thwuup... Thwuup. Escuché hasta que desaparecieron. Doblé la página una y otra vez hasta que era del tamaño de la uña de mi pulgar, cuadro sobre cuadro.

Y luego me la comí.




⛓ ⛓ ⛓



Me dieron el alta una semana después. Las enfermeras me dijeron que normalmente un paciente de esa clase de cirugía iba a su casa después de tres días, pero Woohyun tiró de las cuerdas para mantenerme allí más tiempo. Yo no dije nada al respecto mientras me entregaba mis recetas en una bolsa de papel, doblada dos veces y grapado. Metí la bolsa en mi bolsa de viaje, tratando de ignorar el traqueteo de las píldoras. Tratando de ignorar lo pesado que la bolsa estaba en general. Supuse que era más fácil para él mantener un ojo en mí aquí en vez de en mi casa. Cambió cirugías y tomó la tarde libre para llevarme a casa. Esto me molestó, y sin embargo yo no sabía lo que haría sin él.

¿Qué le dices a un hombre que se designa el mismo como tu cuidador sin tu permiso? ¿Mantente alejado de mí, lo que estás haciendo está mal? ¿Tu amabilidad me asusta? ¿Qué diablos quieres de mí? No me gusta ser el proyecto de alguien, pero él tenía su gracia y carro, y yo estaba atado con
analgésicos. Me preguntaba lo que hizo con el libro de MyungSoo. ¿Lo tiró a la basura? ¿Lo puso en su consultorio? Tal vez cuando llegara a casa estaría colocado en mi mesa de noche como si nunca se hubiera ido.

Vena Sucia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora