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⛓ Veintinueve ⛓


Cuando me despierto Woohyun no está allí.

Sopeso mi pánico contra el dolor. Sólo puedo concentrarme en uno a la vez. Elijo mi dolor porque no va a soltar su agarre sobre mi cerebro. Estoy familiarizado con el dolor del corazón intenso, insoportable dolor del corazón, pero nunca he experimentado un dolor físico tan exquisito como éste. El dolor del corazón y el dolor físico sólo son comparables en que ninguno renuncia a su agarre sobre ti una vez que se ponen en marcha. El corazón libera un dolor ligero cuando se rompe; el dolor en mi pierna es tan agudo y afilado que es difícil respirar.

Peleo con el dolor por un minuto... dos, antes de descartarlo. Rompí mi cuerpo y no hay forma de arreglarlo. No me importa. Necesito encontrar a Woohyun.

Y es entonces cuando pienso en ello: Oh, Dios. ¿Qué pasa si el cuidador del zoológico vino mientras estaba desmayado y le hizo algo? Ruedo ligeramente hacia mi costado hasta que tengo algo para hacer palanca, y trato de arrastrarme hacia arriba usando mi pierna buena. Ahí es cuando veo mi pierna. La mitad inferior de mis pantalones ha sido cortada. El lugar donde el hueso sobresalía ha sido vendado con una gasa delgada. Siento líquido bajando por mi pie mientras me muevo. Sostengo mi mano sobre mi boca y respiro por la nariz. ¿Quién estuvo aquí? ¿Quién hizo esto? El fuego está ardiendo. El fuego que erigí se habría extinguido a estas alturas. Alguien lo había encendido de nuevo, alimentándolo con nuevos leños.

Me tambaleo donde estoy parado. Necesito luz. Necesito…—Siéntate.

Comienzo, sacudido por la voz. Me giro en torno a mi cuello tan lejos como puede ir.—Woohyun—gritó. Me empiezo a tambalear, pero él corre a toda velocidad y me atrapa.

Correr a toda velocidad es una palabra fuerte, creo. Por un momento parece que él va a caer conmigo. Levanto mi mano, toco su rostro. Luce terrible. Pero está vivo y caminando. Me baja suavemente al suelo.
—¿Estás bien?

Niega con la cabeza. —¿Vivo no es suficiente para ti?

—No deberías estarlo —siseo—. Pensé que ibas a morir. —Él no me responde. En su lugar, se acerca a una pila de algo que no puedo ver en la oscuridad.

—Mira quién habla —dice, en voz baja.

—Woohyun —digo de nuevo—. La mesa… —De repente me siento caliente… débil. La adrenalina, la cual me hizo levantarme, subir los peldaños, subir la escalera, se ha
agotado.

Él se acerca a mí, con los brazos llenos.—Lo sé —dice, secamente—. Lo vi.

Está mirando mi pierna mientras coloca las cosas a mi lado. Las está alineando, revisándolas dos veces todo. Pero cada pocos segundos observa mi pierna de nuevo como si no supiera cómo arreglarla. —¿Así es cómo sucedió esto?

—Salté de la mesa —digo—. No estaba pensando. El asma…

Las comisuras de sus labios se aprietan. —¿Tuviste un ataque de asma? ¿Mientras esto pasó? —Asiento.

Sólo puedo ver su rostro con la tenue luz del fuego, pero se ve como si estuviera pálido.—Tu tibia se fracturó. Tu pierna debe haberse doblado en el ángulo adecuado cuando te caíste para causar la ruptura. —Cuando salté —dije.

—Cuando te caíste.

Está trabajando con sus manos, abriendo paquetes. Escucho pequeñas rasgaduras, el repiqueteo del metal. Inclino mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos. Oigo pequeñas ráfagas de aire, creo que es Woohyun, pero entonces me doy cuenta de que estoy jadeando.Él mira directamente hacia mí. —Debes haber conseguido elevar de nuevo la temperatura de mi cuerpo. Hiciste todo bien.

Vena Sucia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora