CAPÍTULO 20

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Para nuestra desgracia, el Consejo aprobó la partida de Draco

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Para nuestra desgracia, el Consejo aprobó la partida de Draco.

Mimmi se había convertido en una muñequita preciosa mimada por todos. Mí propio esposo le adoraba y por aquellos días empezaba a decir sus primeras palabras.

Ya sabía muy bien que Draco no podría soportar estar alejado por mucho tiempo de nosotras, así que le dejé partir. Entendí que la inactividad le alteraba como a una fiera enjaulada.

Por esta razón, aunque mis labios le sonreían cuando partió, yo estaba muy triste. Había lágrima en sus ojos también, pero arrogancia en su corazón. Sus palabras de despedida fueron para confesarme, una vez más su inmensurable amor.

—¡Oh, Draco! Cuánto te amo...

Cada amanecer le saludaba en mí interior y después hablamos largo rato en conferencia privada. Había hecho instalar un reproductor holográfico en mis estancias que me permitía verle como si estuviera realmente a mí lado. Pero era solo una imagen... Yo le suplicaba que nos reuniéramos, le decía cuánto le amo, como mí cuerpo y todo mí Ser le reclamaban y como Cassi y yo le extrabamos. Pero aunque sus palabras para mí eran dulces y amorosas, a pesar de su añoranza, el no regresaba.

Cada día, al caer los soles, paseaba en solitario hasta la orilla del lado y allí elevaba mí espíritu en el silencio. Solía dirigirme a nuestro lugar secreto, aquel prado de la infancia dónde nos amamos por primera vez y, desde allí, mí Esencia buscaba la suya hasta unirnos en un profundos abrazo...

Refugié mí soledad en el Maestro y, mientras mí buen Harry cuidaba con especial esmero de mí niñita, mantenía con Albus interminables charlas que siempre enriquecían mí corazón y mí alma. El maestro siempre encontraba una palabra sabía para devolver la sonrisas a mia labios y un consejo con el que alimentar mí Esencia. Añoraba aquello felices días de mí niñez cuando, sentada a sus pies o su regazo, eacichabay sus enseñanzas en compañía de mis dos hermanos... ¡Oh, cuánto les añoraba ahora!

—Tati ¿a... papá? —mi hija jamás ha sabido pronunciar mí apodo, como jamás me llamó Hermione. Han pasado los años y sigo siento Tati para ella.

—Claeo que si, mí dulce amor, pronto estaremos  juntos de nuevo —le respondí besándo su manita.

Tampoco a su compañero de juegos, inseparables más adelante, le llamó nunca por su nombre: Harry dejo serlo, Incluso para mí, cuando ella empezó a llamarle Tuti. El se convirtió en su protector, su amigo y casi su niñera. Ma'at creció a su lado, bajo la atenta mirada del Maestro Albus.

Y un atardecer, a la caída del segundo sol, Theo y Astoria regresaron a Casa.

Aunque todos deseábamos si regreso, su llegada nos pilló de improvisto. Yo me alegré de recuperar a mis hermanos y pensé que llenaría una parte del vacío que mí corazón sentía.

Les apreté contra mí pecho, con todo el amor almacenado Durante su ausencia. Astroria estaba hermosísima y Theo parecía haber olvidó sus rencores hacia mí.  Les llevé a mis estancias privadas, dónde hice preparar un banquete digno de ellos, les ofrecí mí hospitalidad y les presenté a mí hijita; pero advertí una nube de tristeza en el rostro de Astoria al contemplar a Cassiopeia dormida y sonríente en su lecho.


Comprendí a mí hermana aquélla noche: por causa de la prohibición expresa del Consejo, ella jamás podría tener una hija, ni sentir la alegría inmensa de tenerla entre sus brazos o de verla crecer para convertirse en una linda joven... Sentí su dolor en mí Corazón, porque yo ya no hubiera podido imaginar mí vida sin mí pequeño amor.

Nos abrazamos, reímos juntos y charlamos sin parar, como cuando éramos niños, hasta que nos sorprendió un nuevo Sol. Solo una sombra atravesó el rostro de Theo cuando mencioné el viaje de mí esposo y su motivo.

Después, el sueños nos venció a los tres.

Eran ya pasadas las horas en las que los soles estaban altos, cuando Astoria y yo nos levantamos. Advertí que Theo debía hacer ya tiempo  que había abandonado las estancias privadas. Cassi debía estar en las estancias de Albus, con su inseparable Tuti y yo no deseaba otra cosa más que hablar con mí amado.

Mientras tomábamos un baño, nos engalanamos y consumíamos un pequeño refrigerio, mí hermana y yo charlamos de mil y una cosa. Me elegré de tener una compañera de nuevo a mí lado.

Alegre por su presencia, tranquila y confiada, la deje sola en mís estancias privadas para ir a contarle a Draco la buena nueva desde otro reproductor, dónde pudiera gozar de algo de intimidad con el. Ni siquiera se me pasó que Astroria pudiera espiar toda nuestra conversación desde mí hológrafo privado.

Nunca he sabido a ciencia cierta si aquellos sucedió, pero el tiempo y los acontecimientos habrían de hacerme dudar de la lealtad de mí hermana.

Draco se alegro del regreso de nuestros hermanos, pero me recriminó duramente cuando le mencioné la impresión que había percibidoen la actitud de Theo.

—Algo extraño le ocurre a Theo, amado mío. Su actitud hacía ti es aviesa.

—¿Acaso no recuerdas lo que pasó el día de nuestros esponsales, mérit?

—Amada, eso fue solamente una reacción del momento. Él estaba seguro de que un día se convertiría en tu esposo y se sintió ultrajado. No te aflijas, el es feliz ahora con Astoria.

—Eso espero, mérit. Pero...

—¡Basta ya, mí reina!, ¿Qué es lo que temes?

—No lo sé....

—¿Temes por mí? —y acabó la conversación con una sonora carcajada.

—¿Temes por mí? —y acabó la conversación con una sonora carcajada

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STUPIDDRAMIONE ©
07/05/24




❛️️️️❛ HERMIONE: LA PODEROSA❞ - (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora