CAPÍTULO 11

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Todavía impresionados por la escena que acabábamos de presenciar, nadie se atrevería a moverse. Físicos, psíquicos, místicos y astrólogos se apresuraron a reunirse en el Salón de los Encuentros. Todos discutían entre sí, pero parecían estar de acuerdo en una sola cosa: el Tiempo de la Profecía había llegado y sus predicciones se estaban cumpliendo, inexorablemente.

Se acordó darles un tiempo de deliberación para que llegarán a un acuerdo, tiempo que todos nosotros necesitábamos para asimilar lo sucedido y para poder en orden nuestras ideas.

Finalmente Ylah exclamó:

—En espera del informe de los grandes sabios, convoco al Consejos en Sesión Plena Extraordinaria para el próximo sol, con la asistencia del Gran Místico como Consejero Especial y del Maestro Familia, Albus —hizo una pausa durante la cual escrutó un rostro tras otro. Finalmente reanudó su discurso—. Queda vedada la asistencia a este Pleno a los miembros del linaje Ra, sin excepciones. Tenemos pocas horas, que deberemos aprovechar cuidadosamente. Retirémonos ahora a descansar y meditar sobre los acontecido.

Abandonamos la sala sin cruzar palabras. Yo observaba la pena reflejada en el rostro de mí tía Andrómeda, que de había inclinado para recoger las vestiduras de Astroria. Las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas. Hubiera deseado decirle tantas cosas...

Me dirigí lentamente a mis estancias y tomé un largo baño relajante en mí estanque privado; perfumado en esencias de flores y maderas aromáticas. No podía olvidar la expresión crispada de todos cuando se mencionó la segunda parte de la Profecía. Hubiera querido consultar con mí Maestro, pero Albus se encontraba formando  parte del equipo de grandes sabios que estában analizando la situación.

No podía esperar al día siguiente, pero mí curiosidad y la incertidumbre crecían por momentos. Según los sabios, tanto Draco como yo, en calidad de UNO, formábamos parte de esa Profecía... De un salto felino salí del estanque, cubrí apenas  mí cuerpo y corrí a la biblioteca. Allí encontré a Harry.

—Dame Hermione...

—Deja ya de comportarte como un extraño y olvida el protocolo. Necesito tu ayuda: quiero encontrar el texto de la Profecía.

—Pero, prin... Hermione, ese texto es sagrado y... y altamente secreto — el rostro apenas adolescente de Harry habia palidecido intensamente.

—No importa querido, yo asumo toda la responsabilidad cómo Heredera y como Sacerdotisa. ¡Dime dónde puedo encontrarlo!

—No puedo, de veras, me limita mí juramento iniciático y...

—¿Olvidas acaso quién soy? ¿Olvidas mí condición de Real Sacerdotisa? Además... — cambié el tono de mí voz y utilicé toda mí seducción para convencerle—... podría ordenártelo, pero deseo tu ayuda por amor a mí y no por coerción.

—Hermione, yo... —se había turbado violentamente y sus mejillas se tiñeron de Azul—... es decir , yo... tú... eres mí dueña...tienes mí amor, pero...

—¿Pero...? ¿Qué es lo que te sucede, mí queridísimo Harry?

Los ojos del meritorio de Albus estaban fijos en el suelo, incapaz de afrontar mí mirada. Mis súplicas se hicieron aún más tiernas ante su timidez.

—Necesito tu ayuda, mí compañero amado. Tardaré horas en encontrar ese manuscrito si tú no me ayudas y me muestras dónde se encuentra. Sabes que no puedo acudir a Albus, ni a los Ancianos, pues todos ellos — hice un ademán con mí mano como si los estuviera abarcando a todos en una burbuja— están reunidos,  deliberando. Necesito poner paz a mí Esencia, debo leerlo...¿Acaso no ves y no eres consiente del Estado en el que me encuentro? ¿El estado en el que se encuentra tu amada Princesa? —mis ojos se habían llenado de lágrimas— ¿Vas a ayudarme? Te lo ruego...

—Está... oh, yo... ¡Está allí?

Había señalado un hueco entre los numerosos cristales de cuarzo, pergaminos manuscritos y tablillas. Recubierta por una funda que llevaba el sello de nuestra Casa se encontraba la Profecía.


—¡Oh mí amado Harry, eres mí Salvador Querido! —había tomado su rostro entre mis manos y le estampé un sonoro beso en su mejilla. Su palidez inicial se había transformado en un intenso rubor.

Sin dudarlo y ante el estupor del joven Harry, rompí los sellos y me dispuse a estudiarla en toda su profundidad. Para ello realicé una copia en cristal y volví a reconstruir los sellos. Después salí de la estancia apresuradamente.

En mí antesala pude por fin dar lectura a aquello que  tanto preocupaba a todos. La Profecía hablaba del momento del regreso de los Antiguos, de la Guerra de Eones y de lo que estaba por suceder. Una antigua Esencia Primordial debía volver, para resolver el problema, escondida en sus cuatro manifestaciones: dos femeninas y dos masculinas, luz y sombra.

Dos se unirían formando el "Uno", las otras dos se unirán también formando el "Reverso del uno" . Ellos eran "Los Cuatro Elegidos".

Si la aclaración de los psíquicos con motivos de mis Esponales con Draco estaba en lo cierto, nosotros dos podíamos ser, casi con seguridad, el Uno. Si esto era así... ¿Podían ser Astroria y Theodore nuestro Reverso? No, imposible, aquello era más que una locura.

De pronto una frase se destacó ante mis ojos:

"De todos los Elegidos solo quedará uno y ha de ser aquel que posea la Palabra que mata, el verdadero heredero del Saber Primigenio por propia voluntad de Ser".

No definitivemente, los psíquicos estaban equivocados. Pero había más:

"Una doncella la Guerra de Eones acabará. Su cabezal coronarán doce esferas resplandecientes y su pequeño pie la cabeza del Antiguo Dragón, la cabeza del Jefe de la Confederación Oscura, aplastará".

La alusioy a los habitantes de Z-Reticulis era demasiado clara para no tenerla en cuenta. Popularmente eran apodados los Dragones a causa de su aspecto.

Y más adelante:

"Los cuatro a resolverse van en el Dos, que es unidad; y solamente el Amor del Uno explicarlo puede: Los dos Hermanos, enfrentados y  enemigos, han de matarse uno al otro en la batalla de la Guerra de los Eones y la doncella será el sacrificio ofrecido".

La sangre parecía haberse helado en mis venas y mí corazón apenas latía... Sin las predicciones de los psíquicos estaban en lo cierto y la Profecía se cumplía...

Pero estaba demasiado cansada para proseguir y mis ojos se cerraban con el peso de las emociones acumuladas a lo largo de aquel intenso día.






Pero estaba demasiado cansada para proseguir y mis ojos se cerraban con el peso de las emociones acumuladas a lo largo de aquel intenso día

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STUPIDDRAMIONE
05/05/24

❛️️️️❛ HERMIONE: LA PODEROSA❞ - (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora