Llevo tiempo, más bien años enamorada del hermano de mi mejor amigo, pero el vive su vida como si nada.
Quiero que él sea el dueño de mi virginidad, quiero que Hoseok sea mio.
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Todos nos encontrábamos listos para la cena, pero también podía sentir el nerviosismo de Ross al estar frente a su suegra. Taehyung se dió cuenta de eso y por lo mismo tomó de la mano a su novia, pero eso lo hizo por debajo de la mesa.
Sonreí un poco ya que eso le ayudaría mucho a tener más confianza consigo misma.
Iba a ir al baño, pero la tía había hablado.
— ¿Desde cuándo están de novios?—preguntó la mamá de Taehyung.
— Hace muy poco, pero descuide que vamos muy lento.
— Se que ambos son amigos desde hace mucho y siendo sincera me alegra mucho saber que mi hijo tiene una novia tan hermosa como tú Ross.
Vi como mi amiga finalmente se soltó.
— Su hijo es un gran hombre y lo quiero mucho.
— Lo puedo ver en tu mirada Ross — dijo la tía— los ojos siempre serán el reflejo del alma — ella sonrió — y mi pequeña ____ ¿Ya tiene novio?
Iba a responder, pero mi amiga y mi mejor amigo me interrumpieron.
— No mamá no tiene, pero el amigo de mi hermano anda detrás de ella — habló Taehyung.
— De hecho es muy probable que de aquí a algunas semanas más nuestra querida ____ ya tenga novio y así podamos hacer una pijamada entre los cuatro.
No tenía idea del porque había dicho eso, pero pude notar como Hoseok clavó fijamente su vista en mi.
— No sabía que el amigo de mi hijo tenía tan buenos gustos, porque mi querida ____ es muy hermosa y sé que si llegara a tener una relación con aquél joven seria muy feliz— hablo la mamá de Tae.
Mi mamá y mi papá comenzaron a preguntar en qué momento había vuelto a sociabilizar más con los demás. Ya que siempre he sido de las personas que se aíslan completamente.
Los minutos seguían pasando por lo que finalmente la torta había llegado y era el momento de cantarle feliz cumpleaños a la tía.
Taehyung y Hoseok al lado de ella mientras que su padre se ponía al lado de sus hijos. Todos comenzamos a cantar mientras podía ver como las lágrimas de mi tía caían.
— No llores mamá — hablo mi amigo.
Y es que de por sí ella siempre ha sido muy sensible.
Cuando ya le habíamos cantado, los adultos comenzaron a partir aquél pastel y eso me recordó cuando era pequeña ya que siempre a mí me daban el pedazo más grande.
