parte dieciséis.

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En estos momentos me encontraban en mi habitación arreglándome para la cena de esta noche a la cuál prácticamente no quería ir, pero es imposible faltar ya que el día de hoy la familia de mi mejor amigo debe dar un pequeño anuncio

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En estos momentos me encontraban en mi habitación arreglándome para la cena de esta noche a la cuál prácticamente no quería ir, pero es imposible faltar ya que el día de hoy la familia de mi mejor amigo debe dar un pequeño anuncio. Ross estaba aquí en mi casa ya que le había contado absolutamente todo lo que había sucedido.

— De verdad que no quiero ir a esa cena Ross — nuevamente tenía muchas ganas de llorar por el simple hecho de pensar que nuevamente volveré a tener frente a mí a la persona que ha roto mi corazón.

— Cariño se que el es tu primer amor, pero no puedes darle el gusto de que te vea de esa manera.

— Ross todavía en mi mente tengo grabada las palabras que el me dijo— suspiré pesadamente.

— Lo se, sé perfectamente que duele que sientes que tu corazón no va a volver a ser el mismo pero te equivocas ya que con el tiempo sanaras y volverás a ser la misma de antes y yo prometo no dejarte sola y escucharte mil veces si quieres volver hablar del tema.

Sabía que Ross decía la verdad, pero realmente se me hacía imposible el hecho de poder controlar la tristeza que sentía mi corazón y mi mente.

Mientras conversaba con mi amiga mi mamá había subido a mi habitación para entregarme un collar, el cual tenía un corazón con circones lilas, el cuál hacía juego con el vestido que usaría está noche.

Ross usaría uno rojo, porque ese color era su favorito y también porque la hacía resaltar de una manera que solo ella podía.

Mi padre nos había llamado para ver si estábamos listas ya que al parecer el se quería ir un poco antes, pero yo por lo mismo traté de retrasarme un poco más.

— Sabes que no puedes tardar más ___ estoy segura de que tu padre sería capaz de subir a la habitación y llevarte a sí mismo con tal de no llegar tarde a aquella cena.

— Lo se Ross sé que no debo retrasarme, pero vuelvo a repetirte que no tengo intenciones de ir.

Mientras terminaba de arreglarme pude observar como mi hermano menor había ingresado a mi habitación. Dante tiene aproximadamente 6 años.

— ¿Estás bien hermana? Preguntó con esa voz de bebé.

— Si Dante, estoy bien.

— Se que mientes, pero quiero que sepas que yo te quiero mucho hermanita y no quiero que sufras.

Simplemente sonreí ante las palabras que me estaba diciendo mi hermano menor, el cuál pareciera que sabe absolutamente todo de la vida cuando no es así.

Minutos después los tres habíamos bajado al  primer piso para avisarle a mis padres que ya estábamos totalmente listas para ir a la casa de los Kim.

— Ambas se ven realmente hermosas— habló mi padre.

— Gracias —respondí de manera cortante.

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