❝-𝘋𝘪𝘴𝘱á𝘳𝘢𝘮𝘦 𝘺𝘢, 𝘥𝘢𝘵𝘦 𝘱𝘳𝘪𝘴𝘢.❞
▶ ❛𝘼𝙧𝙢𝙮 𝘿𝙧𝙚𝙖𝙢𝙚𝙧𝙨❜ 〉Kate Blush♫
﹆•:◦✩ ›La oscuridad es su compañera de siempre. Alice, una joven de Rusia, ha vivido una vida de tristeza y pérdida. Ahora, debe cuidar a sus hermanos menores...
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Siempre le había gustado hacer amistades, aunque por su actitud algo distante y arisca, se le podía llegar a complicar bastante.
Odiaba los cambios, no los aguantaba desde lo más profundo de su corazón, así que al releer una y otra vez el papel de expulsión firmada por el director debido a su bajo nivel académico, con el corazón en un puño tuvo que despedirse de todo lo conocido hasta ese momento. Su familia, tristes también por la noticia, teniéndose solo entre ellos, la acompañaron a una nueva institución no muy lejos en la que pudieran ayudarla a avanzar.
Hacía tiempo que la economía del hogar no era la mejor de todas, por eso decidieron mudarse de país a uno más desarrollado como era Estados Unidos, pero por el reciente fracaso decidieron darle una última oportunidad antes de probar cualquier otra solución.
Con la suerte renovada, planeaba ser el orgullo de sus parientes, incluso los que se tuvieron que quedar en el país, y hacer a sus miserables padres felices de todos las hazañas que quería, e iba a hacer. No tenía claro, ni como ni cuando, pero iba a levantar en gloria a su país y su familia, así limpiando su nombre.
Sus cabellos, castaño tan claro que podía llegar a confundirse con rubios, se movían suavemente mientras balanceaba sus brazos buscando calmar a su hermana, Anoushka. Era blanca como la leche y apenas unos pocos pelos castaños acompañaban sus ojos hazel.
Estando una vez tranquila, lentamente la tumbó, yendo a buscar a los gemelos, encontrándose de camino con la segunda más mayor llamada Evelina, castaña oscura con ojos marrones que había intentado destacar por la longitud de su cabellera, sintiéndose Rapunzel. Tras unas pequeñas indicaciones, descubrió que los gemelos se escondían debajo de su cama. Se despidió dando las buenas noches y volvió, encontrándolos a los pocos segundos.
Vsevolod y Nikolay, a los que hubo que tintarles un mechón a cada uno de un color diferente para evitar sus inocentes jugarretas dignas de su edad, contaban con un aspecto extrañamente cambiante, pues todo dependía de con qué iluminación se les vería, pero hasta donde pudieron averiguar, su cabello era claro y contaban con dos grandes ojos grises, que sonreían de una manera maléfica que su sonrisa no podía imitar.
Una vez el recorrido terminado, fue a abrazar a sus padres, agradecida de que siguieran mejorando.
Mañana empezaría las clases, y quería esta vez traerles tanto dinero como diplomas, para que fueran felices, aunque ni siquiera pudieran verle a la cara sin sentir vergüenza de lo inútiles que podían llegar a ser y como por su edad no podían ayudar más. Con dos besos en la mejilla, se retiró en la oscuridad de la noche a su habitación, recapacitando todo lo que haría y como lo haría.
Sonando el timbre, se levantó rápidamente. Empezó a peinar, vestir y preparar a cada uno de sus hermanos, asegurándose de que de una manera a otra, cada uno llegara su destino.
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