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Con la mirada fija en el lugar en el que había visto al extraño ser en el que ahora no encontraba a nada ni nadie, no se movió ni un milímetro. Pulsación tras pulsación su corazón se aceleraba más, llegando a un punto en el que solo escuchaba eso. Pese a ya no haber nada, sentía en lo más fondo de su alma que algo seguía cerca, sentía que esa esquina en concreto la estaba absorbiendo lentamente y que no había nada que hacer en contra.

Ashlyn, que también estaba asustada, se quedó mirando también por esa zona, sin entender el ambiente tan cargado que la castaña había causado en poco tiempo. Ya no tenía claro de si esa criatura era imaginaria o no, ante sus ojos desde luego nada había, así que decidió no creer en que había nada. Ambas seguían mirando en esa dirección, tratando de averiguar hasta que punto su mente había logrado combinarse a la vez. Se acercaron cada vez más entre ellas, buscando protección, calor y seguridad mutua. Cuando la pelirroja iba a seguir con el viaje sin darle más importancia, observó sin entender la manera en la que el resto las estaban mirando, como si tuvieran algo en la cara.

—“Detrás...” —Alcanzó a murmurar un tembloroso y agitado Logan, pero de nada sirvió porque cuando se iba a girar, la bestia reaccionó atacando.

Desapareció al instante de atacar, pero acabaron las dos en el suelo. La ojiverde reaccionó rápido levantándose, pero la otra se quedó en el suelo con la cabeza cabizbaja. Escuchaba voces hablando de fondo, pero era totalmente incapaz de pararse a presetar ni la más mínima voz a ninguno de los presentes, sobretodo por el zumbido que la mareaba por segundos más y los latidos que no se detenían. Sabía que no se había ido, que seguía ahí, pero era como si ahora se hubiera esparcido, y no solo por la casa. Empezó a sobreestimularse con el ruido de las voces, el zumbido, su corazón y la extraña presencia hasta que su mente no pudo más y se desconectó, dando como resultado que se desmayara.

Sus sueños eran aterradores, y representaban la miserable vida que un desgraciado podía vivir, alguien que no debía seguir considerándose humano. Al terminar, cada cara que estaba viendo empezaron a seguirla, distorsionándose y aterrando a su pequeña niña interior más, que gritaba con miedo.

Un guantazo la despertó de golpe, incorporándose para abrazar sus piernas. No quería mirar a nadie, solo miraba sus zapatos baratos y sucios. Tan sucios como ella. No era humana, no lo era y nunca lo había sido.

Tyler, que había sido la persona que le había pegado para despertarla, la miró con algo de enfado, esperando a cualquier información que pudiera explicar. Más enfado aún lo invadió al no obtener absolutamente nada, pero cuando fue a volver a pegarle, Aiden lo paró, negando con su cabeza y acercándose a hablarle.

—“¿Y bien?” —Dejó caer su mano hacia su cabeza, acariciando un poco su pelo.

—“Siguen aquí. No es solo uno.” —Ni siquiera ella tenía claro lo que decía, pero lo decía con una seguridad tan convincente que hasta a ella la sorprendió, dejando de mirar sus zapatos para mirar a cada uno de ellos.

—“¿A qué te refieres? Era solo un truco barato, no me digas que te lo creíste.” —El castaño rodó los ojos mientras lo decía, pero ni aún así pudo abandonar la mueca que había adoptado.

No recibió respuesta, pues el sueño la había dejado agotada emocionalmente y en ese momento no tenía ganas de nada. Respirar se le hacía innecesario, al igual que pestañear o existir en si, porque sentía cada órgano funcionar internamente y se le hacía demasiado cansado. Se sentía como una muerta viviente, no trató ni de acostarse bien antes de empezar a actuar como tal.

Nuevamente, volvía a escuchar voces hablarle especialmente a ella, pero no obtenían ningún tipo de respuesta. Sabían que estaba viva porque muy a su pesar pestañeaba cada ciertos minutos.

𝐀𝐑𝐌𝐘 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒; 𝘈𝘪𝘥𝘦𝘯 ⎯⎯ School Bus GraveyardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora