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Sin pensarlo mucho, salió, no sin antes coger un cuchillo jamonero que ella misma había aportado. Sentía por cada milímetro de su sangre fuego correr. Era posible huir de los fantasmas, pero no de los problemas que se podrían ocasionar en un futuro, y al final, para bien o para mal, llegaron juntos y no les quedaba de otra que irse de la misma manera.

El resto la miraban expectantes, sin entender el porqué de su comportamiento.

Su respiración se agitaba por segundos, sintiéndose como la primera vez que pisó el lugar, sintiendo los ojos lagrimear por el cansancio. Había huido de su antigua vida, y ahora temía que volviese, no quería nada de eso otra vez, quería olvidarlo, dejarlo todo. Pensó durante segundos qué haría ahora, tal vez explicarle a Aiden el porqué no soportaba que investigaran, no lo sabía, pero tampoco pudo pensarlo más cuando le arrebataron el cuchillo.

—“¡¿A ti que te pasa ahora?!” —Gritó el castaño, cansado ya de su actuación tan extraña.

No dijo nada, sentía que actuando de forma tan errática por una tontería, solo le daría más motivos para finalmente investigar. Ni siquiera ella lo entendía, para nada, el porqué actuar así al mínimo indicio de que él descubriría algo, supuso que porque era su mejor amigo, el primero, la primera persona que le habló de la escuela, así que no quería que supiera lo mala persona que había llegado a ser.

—“No lo sé.” -Susurró agitada, sintiendo vergüenza al darse cuenta de su sobrerreacción.

—“¡¿No lo sabes?!” —Iba a decir algo más, pero la lástima lo invadió y simplemente tiró el cuchillo. —“Piensa antes de actuar.

Se sentó en el suelo tras unos minutos, al frente de la pizarra, esperando que alguien enderezara sus pensamientos y así distraerse.

Saldrían todos de misión y ella se quedaría sola en el autobús central. Veía cómo cada uno salía hacia el peligro, con los rugidos de los fantasmas de fondo y sus pieles cada vez menos cuidadas, reflejando un poco del cielo rojo. Plantada en la puerta, con el arma en los brazos preparada para subir arriba, veía hasta como el propio Logan que en un principio había demostrado ser tímido y miedoso al principio estaba siendo más valiente que ella.

Los minutos como horas fueron para ella, vigilando desde la distancia cada paso que daban, pero no sin darse cuenta como vista favorita eligió la que el rubio le daba a ofrecer, pero al darse cuenta no quiso volver a prestarle atención, frustrada nuevamente por la estúpida situación en la que se encontraba por un berrinche estúpido.

Cuando llegara, hablaría con él, estando en esa situación lo que menos necesitaban eran malos rollos. Desde luego que si expresaba su incomodidad de manera tranquila, no haría falta hacer más drama, porque era su amigo y la hacía sentir peor estar enfadada que lo que él había hecho en sí.

Por simple curiosidad, dejó de ver la manera en la que Taylor se tumbaba en forma de estrella en la cama siendo reprimida por su hermano y fijó su mirada en la persona que había llamado su atención anteriormente, y se sorprendió de mala manera al verlo batallar junto a Ben en un lugar apartado, pero a malas penas podían vencer y estaban demasiado lejos como para que alguien más les ayudara. La cantidad de balas no estaba a su favor, y por segundos fantasmas parecían aparecer de ningún lugar. Saltó del camión para salir corriendo armada al ser invadida por la impotencia, pero al abrir la puerta vio como un grupo que casualmente pasaba por allí empezaba a correr hacia ella, cerrando la puerta de inmediato ante la obviedad de que esa no era la manera. No estaban lejos, podía dar la vuelta, pero ir sola era un suicidio, aparte de no poder aportar mucho más. Saltó de manera casi olímpica hacia la azotea del autobús otra vez, vislumbrando las magulladuras que poseían. Empezó a pensar a contratiempo, sintiendo como la presión de la atmósfera mágicamente aumentaba, sin prestar atención a lo que pasaba delante de ella, aunque por mucho que tratara de concentrarse no podía, sintiendo que no daría tiempo a ayudarlos. De golpe escuchó el rugido de una de esas bestias rebotar en los metales hasta sus oídos pese a la distancia, y no fue hasta ahí que nada se le ocurrió.

Volvió a bajar de un salto, utilizando sus brazos para arrancar una de las puertas de los autobuses, sin éxito. No tenía tanta fuerza ni energía para nada, y el estrés le estaba haciendo pasar una mala jugada, así que estresada gritó mientras se lanzaba como si no estuviera en sus cabales contra la puerta, tumbándola y yendo ella detrás. El brazo le dolía bastante, pero no se paró ni un segundo en sujetar la puerta y utilizando una madera esta vez en forma de palanca doblar la puerta, haciendo un pequeño, pesado y alargado cuadrado irregular. Sujetando con el mal brazo la madera para que hiciera función de bastón, logró volver a abrir la puerta con la suerte de que ningún fantasma se encontraba en el lugar, todo el sentimiento de curiosidad se desvaneció con temor al recordar el lugar al que se estaban dirigiendo. Lanzó la madera que utilizaba de soporte y corrió en sentido contrario. Las ramas de un arbusto pareció ser suficiente para levantar a duras penas la trompa de su extraño invento y gritó, gritó pensando en cada acontecimiento de su vida, gritó por ella y por todas las personas que había conocido y que posiblemente pagarían por ella todos los efectos secundarios, gritó todo lo que había pasado en una misma nota y cada centímetro de tristeza que había sentido, todas sus emociones, palabras, felicidad y buenas vivencias tragadas por infortunios para nada casuales y entonces pensó en lo único que no quería pensar: su familia, y era que pese a que ellos la habían hecho sentir seguridad, solo preguntas venían a su mente, ¿si sus padres mueren, qué sería de ellos?, ¿volverían a su país, pero esta vez sin casa?, ¿y si mañana moría ella, entonces qué pasaría de verdad?, ¿era tan necesaria en la vida incluso de sus padres?, ¿y por qué tantas personas dependían de una adolescente?, ¿por qué todo para una niña?, y entonces, calló para tragar aíre y finalizar de buena manera, llegando al clímax del grito al tener las cuerdas tan desgarradas mientras llegaba al punto clave, ¿por qué a ella?, ¿qué había hecho mal? Gritó, y solo tal vez, al gritar tantas emociones encontró que desahogarse no era tan mala idea, aunque parecer débil no fuera un buen plan.

De una vez por todas, tras expulsarlo todo, empezó a hiperventilar con una sonrisa, aliviada, supo que había distraído lo suficiente a los fantasmas como para que Aiden y Ben estuvieran sanos, pero el susto regresó a su cuerpo al saber que ahora ella sería el objetivo. No sabía qué pensar, así que sabiendo que llevaba ventaja, decidió salir corriendo con todas sus fuerzas en sentido horizontal para no encontrárselos de cara, y una vez sintió que había corrido lo suficiente, ahora sí, se encargó de correr hacia donde creía que estaba el fuerte, con ganas de estampar su cabeza contra un árbol al llevar minutos corriendo y no encontrar absolutamente nada conocido. Pues qué bien, le apetecía en ese momento, justo en ese momento, verse obligada a ser turista, aunque si lo pensaba bien, tampoco era tan malo. Se sentía como una famosa huyendo de paparazzi y a la vez como una maravillosa asesina en busca y captura, aunque cuando se vio casi acorralada ya no le resultó tan divertido.

Subió a un árbol con rapidez, creyendo que nada más subiría debido a que no parecían ser seres pensantes y mucho menos parecían tener la habilidad de trepar muros. Se rio divertida al idear nuevos planes para vencerlos mientras se los contaba a los propios monstruos, pero entre tanta burla se escuchó un sonido detrás de ella, y al girarse contempló a un fantasma de cuatro patas trepar con sus afiladas y hábiles uñas. Ya no era divertido.

El salto que dio al despertar en su cama se podía medir por metros, despertando a más de un niño que apenas estaba entrando en su quinto sueño. Enfadados, pidieron explicaciones, pero lo único que obtuvieron de vuelta fue ver a su querida hermana salir corriendo en dirección al baño y escucharla vomitar, así que decidieron fingir que no vieron nada y tratar de dormitar, aunque los sonidos de vómito de fondo los desconcertaba.

Le dolía todo, desde la garganta hasta las piernas eran pocas las partes del cuerpo que no parecían rogar con que dejara de actuar como una inconsciente, pero estaba satisfecha al saber que había servido como manera de compensar su mala actitud y como manera sana de aliviar el dolor mental de tantos años. Lo volvería a repetir, por supuesto.

—“¡Eres una tonta, y una inconsciente!

Y saber que Tyler no apoyaba su manera de pensar le daban más ganas de repetirlo cuanto antes.

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𝐀𝐑𝐌𝐘 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒; 𝘈𝘪𝘥𝘦𝘯 ⎯⎯ School Bus GraveyardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora