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Apenas tenían dos escopetas, una grupal y otra que era especialmente de Alice, que apenas despertó en su casa el primer día, poco tardó en equipar la escopeta y una pequeña navaja junto a ella, sin separarse. Algunas personas le habían pedido una explicación sobre de dónde lo había sacado, pero sin obtener respuesta al bromear al respecto, decidieron dar por cerrado el tema, quedando como otro de los misterios que junto a ella caminaban.

Sujetaba dicha escopeta con una sorprendente seguridad, incluso mientras le enseñaba a él, que siempre se solía quedar en el cementerio de autobuses, a utilizarla. Era más complicado de lo que en un principio parecía, pero con paciencia y tiempo aprendió a montarla, elegir balas de fogueo al ser un principiante, donde colocarlas, etc. En general, pese a que el arma era comunitaria, él se había aferrado a ella de una manera especial al descubrir la extraordinaria puntería que en su interior albergaba.

Ella se tumbó sobre la hamaca descansando así su pierna, mientras, en cambio, él disfrutaba de una rueda, estando relajados pero en guardia.

—“¿Cómo es que sabes tanto respecto a esto?” —Cuestionó con fe de que sería respondido.

—“Aprendiendo, como tú. No vaya a ser que naciera abrazando una mini pistola.” —Bromeó rodando los ojos, empleando la ironía.

—“Eres extraña...” —Pasó rápidamente su mano por su cara, deteniéndose en un abrir y cerrar de ojos para colocarse las gafas en donde debía, como si fuera un movimiento casi automático. —“Te comportas de manera contradictoria, no sé si sabías que causas desconfianza.” —Se detuvo para analizar su rostro molido y cansado, tratando de una vez por todas averiguar una verdadera emoción. —“Sé tu nombre, tu edad y clase, te conozco, pero no sé quién eres. Por eso, no confío en ti. Siento que tienes algo que ver con ellos, lo sé aquí.” —Depositó el puño cerrado en su pecho. —“Eres buena persona, así que solo por eso te debo advertir, de que no sería extraño de que sospechas lleguen a ti si sigues por ese camino.” —Con unos nervios que habían pasado inadvertidos por la profundidad de sus palabras, se levantó para retirarse en silencio hacia abajo, y averiguar como iban Aiden y Taylor.

Desde lo alto del autobús, pequeñas gotas de agua parecían resbalar por su rostro, aunque en ese mundo no llovía. Secó su cara bruscamente con la manga, causando unos pequeños raspones. No debía permitirse estar débil en un momento tan decisivo. Levantándose apoyada como podía, miró por la ventana fijamente la cabellera pelirroja que se movía con una claridad casi artística a un lado y otro, saltando sobre varios fantasmas, era asombroso, ¿ella también sospecharía respecto sus acciones?

Si solo fuera un poco más clara, sabía que sus intenciones serían mejor vistas, pero no terminaba de entender cómo debía de explicar algo que ella no entendía, y aunque insistieran sobre la importancia de las palabras, no solo su garganta parecía estar disconforme con esa decisión, sino que su cerebro igual.

Ya estaba harta, debía hablar con el rubio y que la ayudara con ese tema, él tampoco era de explicar esas cosas, pero había una perversa inteligencia detrás de su carácter juguetón que la propulsaban a hablarle.

De la noche no había mucho más que explicar, sacaron en limpio el hecho de que en la pequeña sesión de Logan ya estaba listo para disparar por primera vez, que los fantasmas no eran muy inteligentes, y que Ashlyn sin zapatillas se las arreglaba mejor que con ellas. Cerraron un pequeño agujero que se encontraba en la puerta con metal, improvisando un mecanismo extraño para que se mantuviera pegado.

Despertaron lentamente, burlándose de broma unos de otros por la manera patética en la que su cuerpo expulsaban los alimentos ingeridos antes. Ella se sorprendió al encontrar lágrimas secas desparramadas en sus mejillas, llegando a la conclusión de que los cuerpos físicos sentían los mismos sentimientos que en ese mundo, así que tal vez, el dolor también entraba dentro de ese rango, aunque solo podía averiguarlo si lo ponía aprueba en ese mundo.

𝐀𝐑𝐌𝐘 𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐄𝐑𝐒; 𝘈𝘪𝘥𝘦𝘯 ⎯⎯ School Bus GraveyardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora