41. D. & L. Espejos (Parte 3)

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Recorrimos lentamente el club, podía ver chicas y chicos con sus amos en muchas situaciones, me hicieron subir unas escaleras, iba delante de ellos, podía oírlos platicar sobre mi como si no estuviese presente, Sara mencionaba que mi culo era algo digno de admirar y que se vería mucho mejor después de un par de azotes

Darius por su parte le mencionaba como me había conocido, dijo ser mi profesor y que siempre había tenido ganas de follarme pero se había frenado hasta que legalmente no fuera mi profesor

Por lo que pude oír Sara era jefa en una agencia de publicidad, tenía cara de jefa a decir verdad

Mi atención se centro en el pasillo en el que pude ver muchas puertas enumeradas cerradas de dónde provenían toda clase de ruidos, desde gemidos, jadeos, súplicas hasta la piel siendo azotada o llantos en verdad alarmantes

- no te asustes putita - menciono Darius guiñándome un ojo

- unque no lo parezca todas ellas lo disfrutan... Y ellos también - la rubia hablo antes de ordenar detenerme y abrir una puerta, al entrar a la habitación oscura que parecía tener todas sus paredes de cristal me quedé esperando que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad pero uno de ellos encendió la luz

Me pude ver reflejada para donde fuese que mirará, era un poco intimidante verme tantas veces y más aun ver más de un Darius y una Sara junto a mi

- tu Amo te llama puta, cierto? - pregunto caminando por la habitación sin mirarme dejando sus pertenencias en una pequeña cómoda

- si señora - respondí mordiendo mi labio, estaba nerviosa pues nunca había interactuado con alguien así, menos en una situación como sumisa y no sabia mucho de como debia comportarme

- te gusta ser llamada así? o prefieres otro sobrenombre - no sabía que decir, me gustaba que Darius me llamara así cuando me follaba pero no sabía si ella podía llamarme del mismo modo, mi vista se dirigió a Darius pidiendo ayuda

- respondele a Sara, ella está hablando contigo - ordenó haciéndo una seña en dirección a la rubia que estaba recargada en un mueble mirándome

- me gustaría dejar esa palabra solo para mí Amo si a la señora no le molesta -

- bien entonces tendré que encontrar alguna palabra para dirigirme a ti, te parece bien? - solo asentí mientras ella siguió - pero primero voy a preguntarte por qué? -

Ella noto mi cara de desconcierto, no sabía que responder pues no entendí su pregunta, a qué se refería con ese por qué?

- por qué entre todas las opciones que te dió Darius me elegiste a mi? -

- nunca he tenido nada con ninguna mujer y usted era la que menos me intimidaba de todos los que mi Amo sugirió - fui sincera en mi respuesta y pareció agradarle

- gracias por tomarme en cuenta Darius - hablo la mujer que en tres pasos llegó frente a mi - nos dejaras a solas? -

- sabes que no - respondió Darius, me sentí aliviada de que se quedaría conmigo

- lo suponía... Quizá en otra ocasión tu Amo nos deje estar a solas tu yo - se acercó más a mi si eso era posible y su mano recorrió mis clavículas, mis hombros y mi espalda al mismo tiempo que ella me rodeaba, al quedar atrás de mi aparto mi cabello y comenzó a besar mi cuello

Sus besos eran suaves, más "dulces" y ligeros a comparación de los besos rudos que me daba Darius, incline un poco mi cabeza para darle aún más acceso a mi cuello

Sus manos que acariciaban mis brazos y cuello eran delgadas, delicadas y firmes en su propósito, cuando mordió mi oreja levemente un jadeo salió de mi boca sin poder reprimirlo

DULCE SUMISION - RELATOS DE UNA SUMISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora