14. D. & L. Aprender la Lección (Parte 1)

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Estaba en la mesa del comedor, completamente desnuda, con un plug y pinzas en los pezones analizando un par de expedientes para próximos casos, mi Amo estaba viendo algún programa de televisión sentado en el sofá, podía ver su cabello negro peinado perfectamente

- putita - me llamo sin siquiera voltear a verme

Me acerque caminando deprisa, no le gustaba que lo hiciera esperar, llegué a su lado, me vio y me hizo una seña para ponerme de rodillas entre sus piernas, así lo hice, me coloque frente a el, mi rostro estaba a la altura de su pantalón, se puso de pie y comenzó a abrir su pantalón

- ya sabes que hacer - mis manos fueron al botón de su pantalón, lo quite y baje el cierre, llegué a su boxer que baje para liberar su verga, estaba flácida aunque de buen tamaño, la metí en mi boca y espere a que ese fluido caliente, ácido y salado invadiese mi boca, comencé a beber con avidez no dejando derramar ni una sola gota

Sabía que se había estado aguantando un buen rato, seguramente no había ido al baño fuera de casa pues era bastante orina la que entraba a mi boca y recorría mi garganta

Termino y al no sacar su verga de mi boca comencé a lamerla y chuparla con otro propósito, no tardó mucho en estar completamente erecto, su verga era bastante grande, me costaba meterla completamente en mi boca

- cómetela entera putita, se que te gusta - seguía de pie, su programa de televisión estaba de fondo, sujeto mi cabeza y el fue quien controlo el ritmo de sus embestidas, primero fueron lentas, tanto al entrar como al salir con un largo tiempo manteniéndose al fondo, dejándome sin aliento por lo que al salir jalaba aire ruidosamente - te gusta? -

- si Amo, a su puta siempre le gusta ser usada para su placer Amo - comenzó a tirar de las pinzas, mis gemidos ahogados por su verga hicieron que las vibraciones sonoras lo calentarán aún más, después de follarme la boca un poco más me puso de pie, me arrojo al sillón, abrió, ahora era el quien se colocó de rodillas entre mis piernas

- veamos putita... - levanto mis piernas y se las coloco sobre los hombros, llevo su rostro a mi entrepierna, sentí su lengua, su nariz, sus labios y su barba de días en mi coño

Sentí como comenzó a succionar y lamer mi clítoris, este comenzó a crecer ante tal trato, era bastante bueno en su tarea, sus manos aferraban mis muslos atrayendome más a él, mi mano fue a su cabello negro y ondulado, lo despeine un poco al aferrarlo con mi mano

Mis gemidos inundaban la habitación pero al ser nosotros solos no había problema con el ruido que pudiésemos causar, mi otra mano fue a mi pecho y comencé a retorcer la pinza en mi pezón causando me un ligero dolor y exitacion, Darius no perdía la escena ni un momento, sus ojos estaban clavados en mi, en lo que hacía, en como me movía

- quita la pinza y quiero que chupes tu pezón putita - se alejo de mi coño únicamente para dar la indicacion, después volvio a su tarea, solté su cabello para hacer lo que había ordenado, mi pezón estaba más que sensible, mis pechos eran prominentes por lo que sin problema alcance a meterlo en mi boca, mi lengua comenzó a jugar con el haciendo pequeños círculos al rededor de el sin tocarlo del todo

- Amo puede su puta venirse - no respondio por lo que supuse que era un no, trate de concentrarme en no venirme, sentí de pronto como soltó uno de mis muslos para llevar sus dedos dentro

La combinación de su lengua y sus dedos fueron mi perdición, no pude contenerme, mi orgasmo fue grande, aún a pesar de haber desobedecido no se detuvo mientras mi orgasmo seguía y seguía provocado por su lengua

- lo lamento Amo - susurré cuando el orgasmo se desvaneció casi en su totalidad - su puta no pudo evitarlo - la verdad era que a pesar de saber que vendría un castigo esto me exitaba aún más, a veces lo hacía a propósito con tal de que Darius me castigará, siempre tenía ideas excelentes para "corregir" mi comportamiento

- lo disfrutaste? - preguntó besando mis labios, sentí su rostro lleno de mis fluidos combinado con su saliva, el sabor era esquisito

- si Amo - lo sujete más a mi aferrando su cabello, mi lengua se aventuró en las comisuras de sus labios y al rededor limpiando su rostro para solo dejarle mi saliva

- y sabes que aunque me calientes y provoques recibirás un castigo por no obedecerme... Verdad puta? - al decir esto alejo mi rostro tirando con fuerza de mi cabello para hacerme hacia atrás y darme un golpe en la mejilla

- lo sé Amo -

- vas a aprender la lección putita - se alejo de mi, me indico que me pusiera de pie, en cuanto lo hice me dió la vuelta sobre mis talones para arrojarme al sofá nuevamente pero quedando de espaldas a el

Escuché el tintineo de su hebilla, se estaba quitando el cinturón, sabía que vendría a continuación, me acomode en el sillón, sentí como el primer golpe dió en mi trasero, primero el ruido seguido del ardor me hicieron dar un grito

- cuántos quieres? - preguntó

- los que mi Amo considere necesarios -

- dame un número putita o te juro que no podrás sentarte en un muy buen tiempo - la idea sonaba tentadora pero sabía que el estaba ordenando algo, si le daba una cantidad pequeña le parecería tonta

- treinta Amo - estaba pidiendole treinta y la verdad aunque eran muchos sabía que podía con ellos, a mi memoria llegó el día que me dió cincuenta por no haber tenido sus zapatos con el brillo de siempre y haberlos limpiado mal

- prepárate puta, esto va a ser rápido -

DULCE SUMISION - RELATOS DE UNA SUMISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora